Por Santiago A. Fraga

Agotando entradas en cada show programado hasta el momento, Mi Amigo Invencible salió al ruedo con firmeza una vez abiertas las puertas para el regreso de los músicos a los escenarios tras el parate pandémico.

Rosario no sería menos y en poco tiempo los tickets para el recital de este sábado 6 de febrero a las 21 en Distrito Siete volaron, demostrando la ansiedad del público por volver a verlos a poco más de un año y medio de su última visita, cuando presentaron el disco “Dutsiland” (2019) -que terminaría siendo nominado a los Premios Gardel-.

La banda mendocina, por su parte, no llega a la ciudad con las manos vacías, ya que mientras el mundo estaba prácticamente frenado por la pandemia y las salas permanecían vacías, la maquinaria invencible no se detuvo y terminaría culminando el 2020 con el lanzamiento del lado B de “El mismo sol”, el single “Freelance”, el cortometraje “Suavemente entusiasmada” y el EP “Nuestro mundo”, compuesto de tres simples y una versión acústica. Por si fuera poco, también concretó su llegada al sello discográfico californiano Devil in the Woods.

Por ende, el recital que brindarán mañana en el espacio de Ovidio Lagos 790 cuenta con una carga emotiva adicional, representando en cierta forma la culminación de un sufrido año y un nuevo punto de despegue.

A pesar de que no fuera la idea original del grupo, en las canciones de “Nuestro mundo” se puede percibir esa sensación de inquietud e incerteza de los momentos de encierro y distanciamiento, de alguna manera representando finalmente “un tatuaje de un momento”, con canciones que “están tratando de surfear esa ola de incertidumbre”.

Pensamos que íbamos a frenar, pero fue irremediable. Imposible no continuar haciendo lo que nos gusta”, aseguró Mariano Di Cesare, vocalista y guitarrista de Mi Amigo Invencible, en diálogo con Conclusión y 70/30. Es que ni el haber lanzado un disco de la talla de “Dutsiland” le habilitó al grupo a permitirse un tiempo de descanso: “Somos una banda que arrancó en 2007 y hasta el momento no ha parado nunca, ni en vacaciones”. A pesar de ver interrumpida la vorágine de los shows y giras, la ‘pluma’ de Di Cesare no frenó y el living de Arturo Martín (baterista) se terminó convirtiendo en estudio de grabación para nuevas canciones.

Con más de 13 años haciendo música, la banda supo convertirse en una de las más destacadas de la escena nacional, siendo una de las fórmulas para mantenerse en ese sitio la constante reinvención, siendo un grupo “muy cambiante” y estando siempre “en un estado de búsqueda y experimentación”.

Estamos hace tanto tiempo y no nos separamos porque sabemos que lo que viene siempre va a ser mejor”, dijo Di Cesare sobre el continuo aprendizaje y desarrollo de la banda, para luego afirmar: “Siempre estamos en nuestro mejor momento”.

El show de Rosario culminará la “Gira Litoral” de MAI, que comenzó este viernes en Santa Fe y es la segunda vez que el grupo vuelve a las rutas desde el inicio de la pandemia, tras haber dado en enero una serie de cuatro shows en su Mendoza natal. Mientras tanto, ya anunciaron y agotaron una fecha para el 20 de febrero en Mar del Plata y próximamente anunciarán más recitales por el país.

– Después de haber vuelto a los recitales presenciales, ¿qué sienten con esto de salir nuevamente a la ruta y volver a lugares como Rosario?
– Para nosotros es un estado que lo estábamos necesitando: de viaje, de situaciones compartidas, que es lo que más nos nutre a la banda, más que ensayar y todo. Nos nutre o nos regala ese crecimiento más que nada de estar juntos o compartiendo otras cosas que no sean estrictamente musicales. Lo que veníamos compartiendo todo el tiempo durante pandemia era solo una parte, que era la de juntarse a componer, grabar… hermoso todo, buenísimo, pero en los viajes se fortalece mucho el grupo humano. Entonces, lo estábamos esperando hace un montón, y la verdad es que estamos muy ansiosos, muy contentos, y sobre todo también porque vamos a ir a visitar ciudades que siempre estuvieron acompañando nuestro crecimiento. Hay un imán ahí también que tira fuerte.

– Y encima con entradas agotadas, algo que no deja de ser un hito en el contexto y la situación económica actual.
– Sí, más allá de que también la capacidad se redujo, para nosotros no deja de sorprendernos igual que siempre haya gente esperando para vernos. Eso nos deja en un estado de gratitud muy fuerte, y nos mantiene vivos, nos dan ganas de seguir.

– ¿Cómo les pegó el 2020?
– No creo que nos haya pegado muy distinto a lo que le pegó a la mayoría de la gente, que fue como un vaivén súper irregular de subidas y bajadas en las cuales uno iba surfeando la ola, sabiendo uno que ya venía la parte baja y así. Por suerte teníamos nuestro principal escudo que era la música, entonces como que nos dedicamos un poco a darle a todo eso, tipo como válvula de seguridad, y también sabiendo que la gente o quienes nos escuchaban en sus casas atravesando esta situación lo necesitaban o les hacía bien. En realidad, no es que “lo necesitaban”, solo que cuando lo escuchaban les tocaba cierta fibra necesaria.

– En varias de las canciones que reunieron en el EP “Nuestro Mundo” se pueden escuchar varias frases que parecen ir por un lado de incertidumbre. “Algo no ha terminado”, “dónde voy a estar mañana”, etcétera. ¿Tuvo que ver con todo el contexto que se estaba viviendo?
– Sí. Por lo general, nosotros cuando escribimos tratamos que la interpretación la dé quien la escucha. Que sea como un objeto más libre la canción. Sin embargo, es imposible que no esté reflejado a lo que veníamos atravesando. La afectación en Mi Amigo Invencible es muy difícil de manejar, o dejarla de lado. Entonces, la sinceridad siempre al palo, y obviamente lo que estábamos escribiendo era lo que estábamos atravesando esos días. Al principio no estaba muy de acuerdo con la idea. Yo quería escribir sobre otras cosas, no sobre lo que se hablaba a cada minuto, porque era como bastante denso y pesado tener que escribir sobre lo que estábamos viendo y hablando todos los días. Sin embargo, ahora que pasó el tiempo como que me amisté con la idea, y sobre todo que quedó como un tatuaje de un momento. Fue un momento que quedó guardado en esas canciones, y eso lo veo como bastante valioso.

– Además ahora ya volvieron los recitales, está la vacuna, como que se ve un horizonte digamos, pero en aquellos momentos no se sabía qué iba a pasar.
– Claro, por eso. Las canciones están tratando de surfear esa ola de incertidumbre, y fue cómo traducir esa sensación en sonidos y en canciones.

– Al margen de todo lo que pasó, en 2020 estuvieron súper activos largando material nuevo, y todo encima después de haber lanzado un disco como “Dutsiland”. No se tomaron un segundo de descanso.
– No, y nosotros pensamos que la pandemia llegaba como para darnos un descanso y pensábamos que nos venía muy bien tenerlo la verdad, porque era necesario para la banda. Una banda que arrancó en 2007 y hasta el momento no ha parado nunca, ni en vacaciones. Pensamos que íbamos a frenar, pero fue irremediable. Imposible no continuar haciendo lo que nos gusta. Era muy necesario mantenerse activos, y sobre todo con la oportunidad que teníamos de poder seguir componiendo. Nos frenó una gran parte que era tocar en vivo, pero lo que sí podíamos seguir haciendo era justamente componer y grabar, que fue lo que hicimos.

– ¿Sintieron que esta forma en la que trabajaron el año pasado, todos “encerrados” en una casa, modificó ahora la metodología de trabajo que venían llevando en años anteriores?
– No modificó porque lo tomamos como una especie de pausa, y fue para mantenernos con la máquina funcionando nada más. No queríamos que se quedara parada la cosa. Sin embargo, la metodología que mejor nos viene fue la de “Dutsiland”, que fue grabar en vivo, en un estudio, todos juntos, con técnicos acompañándonos, entonces como que reafirmamos la idea de que lo que más necesitamos es estar en comunidad, componiendo y grabando, que es como nos vamos a tomar de nuevo el próximo disco.

– ¿En qué etapa está ese próximo disco?
– Nosotros siempre estamos en planes, porque un disco más que componer canciones se trata un poco de tomar decisiones, y ya hace dos meses venimos planeando cómo vamos a abordar la grabación. Ya estamos trabajando en un disco nuevo, por decirlo de alguna manera.



– Teniendo en cuenta lo que fue “Dutsiland” y los anteriores materiales, en este último EP se nota un pulso distinto, otros arreglos, diferencias musicales. ¿Lo nuevo que están preparando va más relacionado a esto último?
– Nosotros siempre somos una banda muy cambiante, porque para poder sostenerse en el tiempo, justamente lo que yo pienso que no hay que hacer es seguir haciendo lo mismo. Si te funcionó una cosa una vez, no sé si te va a funcionar dos veces. Para mí eso ya es estar en un estado de repetición que estéticamente yo no me siento muy cómodo con eso. Siempre estamos en un estado de búsqueda y experimentación, y dejamos que la obra que sale de nosotros nos diga cómo seguir. Entonces, el próximo disco sabemos cómo lo vamos a tomar, pero no qué vamos a hacer o cómo lo vamos a hacer. Sí que vamos a entregarnos a la experimentación y a ver qué es lo que sale de ese momento. Siempre se ha ido dando así con Mi Amigo Invencible, sobre todo que ya después de 12 o 13 años juntos se van aceitando ciertos mecanismos con la banda que hacen que fluya más o que fluya menos, pero siempre va a haber algo nuevo.

– Este año van a ser ya unos 14 años, con todo lo que ha pasado desde aquel comienzo y el boom que ha habido en esta última década. ¿Cómo lo vivieron ustedes y cómo viven el lugar en donde están ahora?
– Siempre ha sido bastante paulatino y en degradé. Un in crescendo muy suave pero muy firme, en el sentido de que nosotros seguimos vivos porque sabemos que lo que viene siempre va a estar mejor, porque siempre estamos aprendiendo de las experiencias. Me he dado cuenta de eso. Estamos hace tanto tiempo y no nos separamos porque sabemos que lo que viene siempre va a ser mejor, porque no hemos dando grandes saltos pero sí siempre hemos estado avanzando para adelante, creciendo a cada paso. Agradezco mucho esto que nos sucede como banda, que es como un crecimiento lento, para poder ir interpretando lo que va sucediendo a nuestro alrededor con aire, con oxígeno.

– Y sobre todo eso, además de mantenerse musicalmente, también mantener la unión como grupo.
– Claro. Hemos sufrido modificaciones, en el 2019 también cambiamos la formación, entró Lucila (Pivetta) como bajista nueva, que también vino a echar luz sobre la banda, y en este momento la verdad es que estamos bastante felices. Siempre estamos en nuestro mejor momento.

– Pensando en esto de lo necesario que es reinventarse todo el tiempo. ¿Hay alguna banda en particular que escuchés y te llame la atención en ese aspecto?
– Sí. La verdad que hay un montón. Si te diría una me quedan afuera un montón, pero en ese sentido a mí las bandas que me gustan son justamente las que siguen evolucionando sobre sí mismas. Me gustan los Faunos, Los Besos, P.e.l.s. también es una banda que me gusta mucho… no podría elegir porque son un montón.

¿Y de la escena rosarina tenés escuchado algo? ¿Hay alguna que te llame la atención?
– Sí. También hay un montón de bandas, me quedaría corto. Soy gran admirador del sello Polvo Bureau, que siempre están en movimiento, me gusta mucho. Hay una banda nueva que la hicieron con Cristóbal Briceño, Los Castigos… y de lo que escucho yo me gusta desde eso hasta Dillom, no sé. Igual estoy un poco desconectado de todo en sí.

– En estos últimos años, con ustedes y otras bandas, principalmente del indie, ha comenzado a haber una cierta federalización de la escena nacional. Más lugar para el interior, aunque aún falte mucho.
– Sí, eso sucedió en la década de 2010, antes de que entrara Macri. Se estaba súper potenciando eso. Fue un proyecto político que acompañó mucho lo cultural, para mí, y en ese sentido se empezaron a abrir centros culturales en todo el país y había financiamiento de Cultura para que las bandas independientes pudieran viajar y recorrer el país y eso abrió un montón. Eso potenció bocha la federalización. También a nosotros nos ayudó estar en Buenos Aires y poder viajar a distintas partes del país con esa base en Capital, y que la gente de Buenos Aires también le empezara a prestar atención a las bandas de Mendoza.

– El año pasado ustedes también tuvieron la chance de dar un show en streaming. ¿Cómo sintieron esa experiencia de no tocar ante nadie (y al mismo tiempo ante mucha gente)?
– La verdad es que no estuvo nada mal, porque yo tenía como un sueño imposible que era ver a Mi Amigo Invencible en vivo, y pensaba en que nunca iba a poder ver a mi banda (porque nunca voy a poder salirme de ahí del escenario). Y se vivió algo muy loco en esos días, porque grabamos todo en vivo, como si fuera un recital, sin cortes, sin repeticiones ni nada. Rec, tocamos 50 y pico minutos o lo que sea y cortamos, y nadie chequeó cómo salió ni nada. Tocamos y listo. Y a los 15 días se estrenaba online y nadie sabía qué es lo que iba a ver, porque nosotros no estuvimos en el proceso de post-producción, ni mezcla, ni nada de eso. Entonces estábamos súper expectantes y nerviosos como si fuéramos a tocar, y de repente estábamos ahí conectados con toda la gente para verlo al mismo momento. Vernos ahí fue una experiencia súper nueva y sorprendente, y ver cómo tocábamos y ver que nos gustaba mucho lo que estábamos haciendo también potenció al grupo un montón. Pudimos ser uno más del público por primera vez, y estuvo hermoso eso.

– Casi al mismo tiempo salió “Suavemente entusiasmada”, con la decisión de que no sea un videoclip sino darle otra búsqueda artística y que terminara finalmente en un cortometraje.
– Siempre estamos tratando de encontrarle la vuelta para hacerlo un poco más divertido, o más enroscado. Cualquiera de las dos funciona.

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