Por Santiago Fraga

En toda la Argentina hay aproximadamente unas 114 murgas de estilo uruguayo repartidas en más de 14 provincias. En Rosario son 14, y una sola de ellas en la ciudad está complemente integrada por mujeres. Ellas son las chicas de Modestia Aparte, quienes desde hace años encaran el desafío de hacerse eco “de una voz que no tenía voz”. Un grupo de mujeres decididas a romper los esquemas y los estereotipos que día a día las afectan.

Andrea, la directora de la murga y quien además es docente de música, contó a Conclusión que sintieron una “gran alegría” de haber sido convocadas para dicha marcha, ya que les es “significativa para todas las mujeres y para toda la sociedad, con todos los temas de femicidios y todo tipo de violencia que están sufriendo algunas mujeres”.

“Nos llenó de orgullo y alegría al mismo tiempo porque somos una murga de mujeres, y precisamente en el último espectáculo que nosotras estamos presentando se atraviesan también todas las temáticas de la violencia de género”, aseguró, a la vez que agregó que hay otros sentimientos encontrados, como “el dolor de saber que a pesar de que se denuncia y se hacen marchas continúa la violencia de distintos tipos hacia las mujeres”, y las “preocupaciones continuas” que tienen como mujeres todas de “que estas sigan ocurriendo”.

Respecto a la marcha en particular, ‘Andre’, como la llaman en la murga, aseguró que si bien como mujeres creen que “todas las marchas, petitorios y movidas que se hagan siempre sirven y ayudan a denunciar la violencia hacia las mujeres”, son “conscientes” de que “si no hay una ley, no hay ‘Ni Una Menos’”.

“Somos conscientes de que tenemos que seguir en este camino de pedir, de luchar, como mujeres para que la ley exista, una que resguarde los derechos y que no ocurra ningún tipo de violencia, ni doméstica, ni laboral, ni psicológica, ni obstétrica, ni física, ni de ningún tipo hacia las mujeres, porque si no existe, no se termina con esto”, aseguró.

Finalmente, deseó que la marcha realizada sea el “puntapié inicial” para que se termine con la violencia de género, y con el anhelo de que se siga marchando, y que las sigan convocando. Ellas, por su parte, seguirán cantando en contra de la violencia de género, de los femicidios, de los maltratos, y también de la belleza, “porque también hay una violencia implícita en las publicidades, y en que tienen que ser flaquitas, rubias, lindas; son cuestiones de todos estos estereotipos a los cuales las mujeres estamos sujetas y no estamos de acuerdo”.

Modestas, pero no sumisas

La particularidad de ser una murga de mujeres, para ellas mismas, implica que lo importante no es solamente “que suene lindo”, sino que “tenga un contenido aparte”.

“La sensación más linda que tenemodestia aparte2mos es la de hacer algo colectivamente con mujeres. Todas somos una misma cosa. Hay algo que nos une, un hilo conductor, aunque todos transitemos distintos caminos”, expresa Andrea, agregando que le provoca “una profunda emoción”.

Modestia Aparte, casi sin querer, se ha transformado en la representación femenina dentro de un género en el cual lo masculino históricamente ha predominado. Desde el propio Uruguay, cuna del estilo de murga que ellas representan, no está tan bien visto que uno de estos grupos esté compuesto solamente por mujeres.

Flor, una de las Segundas (la parte más grave del coro), contó que les costó “mucho camino llegar” fundamentalmente por este motivo.

“Hace muchos años las mujeres se incorporaron a la murga estilo uruguaya, y siempre está ese tema de que una murga de mujeres ‘no va a sonar’, ‘no va’, y mismo los compañeros uruguayos dicen que ‘no existen las murgas de mujeres’; para nosotros eso es fuerte, para las mujeres y para quienes nos gusta la murga, y entonces ese es el desafío”, sostuvo.

“Nos convertimos en las representantes de las que no tuvieron voz”, agregó también, en alusión por todas aquellas mujeres que sufren violencia y discriminaciones. “Es una cosa que te moviliza más allá de cualquier histeria o necesidad de lucirse, o de ser independientes, acá entendemos la importancia de lo que estamos sosteniendo y de lo que queremos llevarle al mundo entero”, afirmó, a la vez que agregó que siempre están los “prejuicios” y los “chistes fáciles” de una parte de la gente a la hora de decir que son una murga de mujeres, que no tienen nada que ver con lo que ellas realizan.

Lia, otra de las Segundas, también adhirió en que “hay un montón de prejuicios”, y particularmente porque ella los ha “vivido desde afuera”, de tenerlos por “no conocer el género” y “del mismo prejuicio que como mujer, lamentablemente, se puede tener”. “Es feo cuando el prejuicio viene de una persona de afuera, y es peor cuando viene de una par, de una mujer”, especificó.

Ella, en su experiencia particular, contó que antes de conocer la murga era una mujer que “siempre” tuvo las ideas, pero nunca las “herramientas para poder protestar o hablar sobre el género”. “Cuando Magui, la chica de la percusión, me comentó de esta murga de mujeres, me llamó profundamente la atención. Fui a verlas al Anfiteatro y quedé profundamente enamorada. Al poquito tiempo me ofrecieron venir a cantar”, contó.

Ambas, a su vez, destacaron la importancia de aclarar que “esta cuestión de ser de mujeres no es una cuestión sexista”. La murga uruguaya en Rosario tiene entre 10 y 12 años de existencia, y Modestia Aparte es la única exclusivamente de mujeres (en Rosario y en el país hay algunas más). “No es sólo murga, no es sólo contenido, sino que es la distinción”, aseguraron.

Finalmente, en cuanto a lo que fue la marcha del miércoles por la tarde, Andrea dijo que esta fue la primera vez que se presentaron ante “tanto público”, por lo que en la previa estaban «un poco nerviosas, pero muy contentas”. “Teníamos emoción, alegría, y una expectativa enorme de presentarnos en un lugar donde iba a haber mucha gente, muchos hombres y mujeres marchando”, agregó.

La murga ensaya los martes y los jueves por la noche en la Sede de Amsafé en Rosario (Catamarca 2330), y son abiertos a quien quiera sumarse a esta movida que reivindica culturalmente los derechos de las mujeres de todo el mundo, y que se transforma en un bastión importante en la lucha por la inclusión femenina y la batalla ante la violencia y discriminación.