Seguramente alguien vió u oyó hablar de Rita la Salvaje alguna vez. Caso contrario, quizá conozca la leyenda de la mujer que cautivó durante tres décadas al público del país y muy especialmente al de Rosario con sus famosos números de streapteasse, desnudándose totalmente a la vista de todos en la época de esplendor de los cabarets locales.

Un 7 de mayo de 2016, Juana González Ligresti dejaba este plano físico pero fue su nombre artístico Rita La Salvaje, el que pasaría a la eternidad como una leyenda de la noche rosarina. Había nacido en la isla Maciel, Dock Sud, Buenos Aires en 1927.

Rita La Salvaje fue la célebre bailarina desnudista en la Chicago Argentina, que se inició en la década del 40 y usó su seudónimo en los números de streapteasse de diversos cabarets rosarinos. Se convirtió en símbolo de la vida nocturna de la ciudad. Ella fué la primera, la pionera en bailar desnuda. Su primer lugar de actuación en Rosario fue el cabaret Tetuán (Santa Fe entre Paraguay y Roca) en los años ’40. En los ’50 siguió con sus presentaciones en el prostibulario barrio Pichincha.

La célebre bailarina dijo alguna vez: «Qué no voy a ser famosa, si fui la primera que hizo streapteasse en Rosario, fui la primera que me desnudé, fui la primera que hizo todos estos escándalos al público. Pero sin ofender a nadie, eh…»

Llegó a compartir escena con grandes artistas tales como Piazzolla y «El Polaco» Goyeneche. Y fué la creadora del mito del caramelito pero eso es otra historia…

Actuó en varios espacios desde el Paradise Dancing de calle Mitre; pasando por el Teatro Casino en barrio Pichincha, sin olvidar las boites Marina (Mitre 861), Caracol (Santa Fe 1357), ya en los años 60. También fue parte del staff del Bambú India (Avenida Belgrano 200), Rendez Vous (Avenida Belgrano 202) y el Panamericano. Se retiró en 1982. A partir de entonces comenzó su leyenda…

“No fui de tener amores, porque no me gustaba que me manden. Amores de amar tuve dos”, expresó en una ocasión la destacada e icónica artista bonaerense de nacimiento pero rosarina por adopción.

Los siguientes años a su retiro, fueron complicados para Juana: corrió el rumor de que había fallecido, le robaron todas sus pertenencias y estuvo internada en el Agudo Ávila (Suipacha 667). Fue dada de alta a comienzos de los años ’90. El secretario de Cultura, Enrique Llopis le gestionó una pensión. Vivió una vida tranquila, donde fue reconocida como un personaje emblemático de la ciudad. Falleció en 2016 a los 89 años de edad en un Policlínico de Pami donde se encontraba internada.

«Me llaman la Salvaje porque soy terrible en cuestiones del amor, me llaman la Salvaje porque tengo el cuerpo llenito de calor. Salvaje mis caricias, mis abrazos, salvajes mis momentos de pasión, salvajes pero llenos de ternura los besos que a los hombres yo les doy». Rita la Salvaje