El hombre que se convirtió en mito el 16 de agosto de 1977 había nacido el 8 de enero de 1935, en Tupelo, Mississippi, en una familia obrera, motivo por el cual debió comenzar a trabajar desde muy chico para ayudar a sus padres.

Sin embargo, una guitarra que recibió de regalo siendo aún un niño y la grabación de una canción en uno de esos estudios en donde por unas pocas monedas uno podía salir con un acetato en la mano para regalar a un ser querido, cambiaron el destino del joven Elvis.

Precisamente, ese hecho fortuito que tenía como destinataria a su madre, llamó la atención de la compañía Sun Records, que vio en el futuro “Rey” la posibilidad de fichar a un blanco capaz de cantar y moverse como un afroamericano.

Tras la edición de “That’s All Right” en 1954, llegó su primer éxito con “Heartbreak Hotel”, en 1956, con lo cual comienza a crecer su figura de manera desmedida, algo que se vio acentuado aún más con sus primeras apariciones en televisión.

En una sociedad conservadora, que recibía desde los medios de comunicación el mandato de formar familias tipo y alimentar el engranaje social que se reconstruía tras el cimbronazo de la Segunda Guerra Mundial, la escandalosa imagen de Elvis, con sus pantalones ajustados, su jopo, su jadeante voz y sus movimientos pélvicos provocó una liberación sexual en una juventud condenada al aburrimiento.

Por supuesto que, a la interpretación de furiosos rocks con los que contoneaba todo su cuerpo, este artista le sumó algunas memorables baladas que enamoraban aún más a las chicas, como el caso de “Love Me Tender” o “Can’t Help Falling In Love, por citar solo algunas.

Hay dos elementos claves en la carrera de Elvis que iban a determinar su futuro: uno de ellos sería la intervención de un omnipresente manager, el autodenominado Coronel Tom Parker, un desertor de los Países Bajos, que ocultó su identidad durante años y manejó su carrera casi de manera despótica.

El otro gran mojón resultó, obviamente por recomendación de Parker, su enrolamiento en el Ejército, a fines de los ’50, en una movida que buscó mostrarlo como un joven sin privilegios, pero que cambió para siempre su imagen y mentalidad.

A lo largo de la década del ’60, la imagen de Elvis recorrió el mundo a través de la pantalla de cine, en un puñado de filmes en los hacía las veces de héroe rodeado de bellas mujeres, a las que conquistaba con sus canciones.

Su matrimonio con Priscilla, una hija de un soldado a la que había conocido en su paso por el Ejército, no logró reflotar la imagen y la carrera de Presley, que se hundía en las drogas y el consumo desmedido de comida.

Sin embargo, un memorable show de fines de los ’60 en Las Vegas, lugar que se convertiría en su principal escenario en los últimos años de su vida, y una presentación desde Hawaii en 1973, transmitida vía satélite por televisión, resultaron dos momentos destacados para su carrera en aquellos años.

El nuevo rumbo que había tomado el rock en aquellos años, sobre todo luego de la explosión del hippismo a fines de los ’60, había convertido a Elvis en un artista casi obsoleto, algo que se vio acrecentado aún más con su declive físico, lo que podía comprobarse en sus rutinarios shows en Las Vegas.

Poco ayudó su reunión con el entonces presidente Richard Nixon, para acordar acciones conjuntas para luchar contra el consumo de drogas por parte de la juventud.
Separado ya de Priscilla, con una obesidad que iba en aumento y un desmedido consumo de pastillas, la vida de Elvis se apagó en 1977.

Sin lugar a dudas Elvis fue uno de los artistas más carismáticos que tuvo la música y el cine, durante una buena parte del siglo XX.