Por Mario Luzuriaga

El narcotráfico es un tema hot en las producciones de Hollywood. En los últimos años salieron series como «Narcos» y películas como «El infiltrado».

Ahora es el turno de Tom Cruise de embarcarse en esta historia ambigua, la que deja en claro como se movía la comunidad de inteligencia durante fines de los años 70 hasta mediados de los 80.

Barry Seal (Tom Cruise) es un piloto de una aerolínea comercial que contrabandea habanos, eso llamó la atención del agente de la CIA, Monty Schafer (Domhnall Gleeson). Le proponen a Seal que tome fotografías en países de Centroamérica donde se gestaban guerras revolucionarias, pero ésto cambia cuando es interceptado por el Cartel de Medellín para que pase cocaína hacia Estados Unidos.

La película hace un revisionismo histórico y una fuerte crítica a los manejos turbios de la CIA en todo el mundo, como entrenar a los «Contras» en Nicaragua o sobornar a Manuel Noriega en Panamá y hasta permitir el ingreso de droga a su propio país, en miras de seguir esta «Guerra Fría» que se vivió hasta el fin de la década del 80.

El personaje de Domhnall Gleeson es el más rico, ya que se maneja con maestría y un realismo que lo hace ser más destacable que el propio Cruise, que siempre acude a su simpatía y onda.

Es una película entretenida y rápida que refleja un período de la historia oscura del gran país del norte.

Calificación: Buena