por Florencia Vizzi

Probablemente haya diversas formas de transformar el mundo, en pequeñas acciones o mínimas dosis. Probablemente quienes  llevan adelante esas maniobras que, a lo lejos, pueden parecer nimias, no sean conscientes, en la mayoría de los casos, de su resultado transformador. Y probablemente, los realizadores de Oliveros, la película, aún no hayan medido el efecto poderoso de este grano de arena que les insumió tras arduos años de trabajo, y que acaba de atravesar con gran éxito los tres pre-estrenos que tenían programados para este fin de año.

Oliveros, la película es, tal como lo definen en el tráiler, una acción política cultural, dónde se juntan diversos actores, pacientes, usuarios y trabajadores de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, y el pueblo y sus niños.

En el marco de la ley de Salud Mental, Nº 26.657, sancionada en el 2010, cuyos preceptos apuntan a la abolición del paradigma del manicomio como institución, el equipo de talleristas del área cultural de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, que han asumido un profundo compromiso con la  desmanicomialización, produjeron y dirigieron esta película, mitad documental, mitad ficción, que se mete de lleno en ese debate.

Roberto Chanampa, uno de los integrantes de ese equipo, relató en diálogo con Conclusión, algunos pormenores de esta rueda que ha comenzado a girar hace ya tres años, y que, afortunadamente no tiene miras de detenerse.

“Somos trabajadores de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros, dentro del área cultural, somos talleristas de Teatro, Escritura, y otros distintos espacios y actividades culturales, y desde hace un tiempo venimos trabajando en la cuestión audiovisual, habíamos hecho un videoclip, y un mediometraje, y hace unos años nos pareció que podíamos encarar un emprendimiento más ambicioso, y surgió la idea de esta película, con la idea de incluirlos a todos en un proyecto cultural”, relata Chanampa.

En aras de respetar a rajatabla ese precepto básico que atraviesa todo el film, la inclusión, el director relata que quienes actuaron no son actores profesionales: “Los que trabajaron aquí son pacientes, trabajadores de la colonia,psiquiatras, psicólogos, mucamas, enfermeros, gente de mantenimiento, y gente del pueblo. No quisimos hacer casting, precisamente para que sea algo bien inclusivo. Hicimos una convocatoria abierta, y con los que participaron de la misma, se conformó el equipo de la película”.

Roberto explica que “la idea fue trabajar la temática del encierro, de la lógica manicomial, de la locura, y, a partir de allí, construimos. Quisimos enriquecer y afianzar ese germen con entrevista a los pacientes. Y a partir de ellas, se desarrolló un guión sobre el que empezamos a trabajar”.

Si bien, originalmente, el proyecto era de ficción, en el desarrollo del rodaje surgieron algunas dificultades que terminaron convirtiéndose en los puntapiés para que la película terminara transformándose en un docu-ficción. “Cosa que, desde todos los puntos de vistas– señala Chanampa- nos resultó muchísimo más interesante, porque se veía toda la cocina de la filmación”. Y agregó: “En definitiva, la película cuenta la cocina de un rodaje, las bambalinas de una filmación. Es decir, es una película dentro de otra película. Finalmente quedó un documental con muchos momentos de ficción que, por la devolución que hemos tenido en estos días, ha sido un gran trabajo”.

El director cuenta que el film parte de una historia muy sencilla: “Los protagonistas son pacientes y niños. El relato se centra en un grupo de niños que está buscando una casa abandonada, un lugar para juntarse a jugar y escaparse de la mirada adulta. A la vez, hay un grupo de pacientes que se escapan todas las noches, sistemáticamente, también buscando un lugar, hasta que lo encuentran. Un día, esos dos grupos se encuentran, y allí se empieza desarrollar la ficción dentro del formato documental. Es una historia muy simple que habla de valores, del encierro, del dolor, de la amistad…  habla también del universo de la infancia y de la justa pretensión de no ser estigmatizado”.

En cuanto al trabajo propiamente dicho, dentro de la Colonia, Roberto Chanampa reconoce que no fue sencillo. “Trabajar con el equipo que conformamos, con pacientes y con chicos, fue sorprendente, pero también muy complicado, por momentos. Lo difícil es que la lógica manicomial supone ciertas estructuras muy duras, porque estar dentro de un manicomio impone horarios, conductas, y dentro  de esa estructura, uno irrumpe con todo el andamiaje del rodaje y el equipo técnico, y hay que mover, y por momentos, romper esas disposiciones para poder llevarlo a cabo. Hay una lógica que impide que muchas veces se acompañe este tipo de movimientos. Fue un trabajo muy duro, muy intenso, pero inmensamente satisfactorio».

La película tuvo tres fechas de pre-estreno antes de terminar el año. Una fue en el cine público El Cairo, la cual fue a sala llena, y las otras dos fueron una en la plaza del pueblo, y otra en la Colonia Psiquiátrica. “Las tres presentaciones fueron maravillosas-relató Chanampa- una fiesta. La de la Colonia fue muy gratificante, ver a los trabajadores de la institución mezclados con los pacientes. Eso es muy satisfactorio porque tiene que ver con la temática a la que apuntamos, porque esto está pensado dentro del movimiento de desmanicomialización… y también, la que hicimos en la plaza fue otra fiesta, algo muy popular, en la que participó toda la gente, con sus reposeras. Algo muy emotivo porque la localidad fue una pata muy importante de este proyecto”, manifestó conmovido el director.

Oliveros, la película se financió con aportes de los ministerios de Salud e Innovación y Cultura, y  contó con un gran compromiso de la comunidad. A partir de ahora, comenzará un circuito de proyecciones que apunten a profundizar el debate y a visibilizar la temática, tal como lo señala Chanampa: “Nosotros apuntamos a que esta realización circule como herramienta de concientización, como disparador de debate en escuelas, instituciones, facultades, en diversos ámbitos. Ese fue el germen, la premisa original, y creo que lo hemos conseguido.”