Por Santiago Fraga

Uno menos, lamentablemente. Los espacios culturales en Rosario deben luchar constantemente contra un sistema que lejos de ayudarlos a subsistir los obliga a tener que habilitarse en un rubro que no les corresponde y, por si fuera poco, también los persigue.

En este caso, otro sitio de intensa actividad como el Centro Cultural El Espiral se ve obligado a cerrar sus puertas, según confirmaron este jueves en un comunicado a través de las redes sociales.

Conclusión dialogó con Ignacio Gorriz, titular del espacio durante los últimos siete años, quien confirmó que el año que viene no abrirán y que mañana será el último evento oficialmente programado, cuando se presente Salvador Trapani con Julia Lamas e invitados. Lo que continuarán hasta fin de año serán los talleres, por lo que el lugar abrirá solamente de día, aún sin saberse hasta cuándo.

«Son 7 años de dejar todo, de pelear por una ordenanza para que nos regule, para poder trabajar tranquilos, sin trabas, pero lamentablemente tenemos un Ejecutivo que no nos fomenta, que no nos recibe como compañeros, y entonces es muy complicado trabajar con un Estado que te multa, te traba y no cree en que haya que apoyar una ordenanza solamente por mezquindades políticas», aseguró Gorriz a Conclusión.

En los últimos años muchos espacios como La Pacheta, Bienvenida Cassandra, La Chamuyera, El Olimpo, Habitando Sensaciónes, Piedra Libre, Dos Cuartos, Tocolobombo o El Espiral se han visto obligados a cerrar sus puertas, en el marco de una lucha por una ordenanza que contemple a los clubes sociales y culturales y contra la persecución y las multas que han tenido que sufrir.

A diferencia de algunos de ellos, que aseguraron tras el cierre de su espacio que buscarían otro para continuar con su proyecto, Ignacio Gorriz manifestó que no lo hará con El Espiral, ya que «es intransferible» todo lo que pasó para tomar esa decisión y que le costaría mucho ponerse «adelante de una obligación de tal magnitud». No obstante, aseguró que su «militancia a favor del arte y de la cultura va a seguir intacta».

Un problema de Estado

«Es la bicicleteada eterna», aseguró Gorriz cuando fue consultado sobre el trato de la Municipalidad con los espacios culturales. «Cuando cambió el secretario de Cultura nos ilusionamos un poco, dijimos ‘vamos a ver cómo nos recibe’, y la verdad es que fue más de lo mismo. Es juntarse a nada. Te escuchan, te dicen ‘bueno, vamos a volver a juntarnos’, y cuando volvés a juntarte nada avanzó, no se trabaja, imaginate que la ordenanza que presentamos la escribimos nosotros. Ellos nunca pudieron trabajar en función de esto. Nunca escribieron nada, nunca presentaron nada, nunca hicieron ninguna propuesta», continuó, y agregó que «lo único que hacían era meternos trabas, no solamente en lo que son las áreas de habilitaciones, sino esto tan simbólico que fue en su momento sacarnos de la agenda impresa municipal aluciendo que tenían que ahorrar en papel».

«Claramente para ellos no existimos, somos invisibles, nos tenemos que habilitar con rubros que no nos corresponden y que nos hacen pagar un montón de impuestos, no es justo que El Espiral pague impuestos igual que Rock&Fellers, y lamentablemente esa es la coyuntura de hoy a nivel de política cultural. Un desgaste tremendo que te hace muy complicado el trabajar diariamente», añadió en su descripción de la problemática, sumando el problema de las tarifas durante los dos últimos años como «la última gota que rebalsó el vaso».

Un legado

Pensando en lo positivo, Ignacio Gorriz aseguró que todos los artistas que han pasado por El Espiral hablan bien del espacio, y que eso es lo que más rescata de ello. A su vez, son muchísimos los llamados, los abrazos y la contención que ha recibido en las últimas horas.

En promedio, en este año rondaban entre los 16 y los 20 shows mensuales, sumado a un promedio de unos 20 talleres en funcionamiento en estos siete años. «Queda claro que cuando uno trabaja con el otro a nivel colectivo la cosa se puede. Por eso este mensaje que del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer, porque este año fue muy productivo, estuvimos trabajando con Distrito Siete y la verdad que nos ha ido muy bien. Pero me agarró muy cansado, un poco a destiempo, y este año fue especial gracias a la fuerza que los chicos del D7 le pusieron. Aunque en esta coyuntura hablar de funcionamiento es hablar de sostener», finalizó.

Un nuevo espacio cultural ha cerrado en la ciudad, en una batalla que día a día parecen perder los sitios que apuestan por la creación y difusión del arte local contra una política que no los incluye. Si la situación no da un giro, existirán cada vez menos, y no serán sólo los artistas locales quienes lo sufran, sino el público que no podrá asistir más a esos eventos y a los talleres que funcionan en esos espacios.

A continuación, el comunicado: