"Pedimos a todas las partes implicadas que eviten que la crisis se desborde y que protejan los derechos e intereses legítimos de los países en desarrollo", dijo el jefe de la diplomacia, Wang Yi, tras asegurar que su país "apoya todos los esfuerzos para una solución pacífica" de la "crisis ucraniana".
"La línea de 750 kilovoltios restaurada suministra ahora a la mayor central nuclear de Europa la electricidad que necesita para la refrigeración del reactor y otras funciones esenciales de seguridad", informó el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) a través de un comunicado.
"Sigamos rezando por el pueblo ucraniano para que el Señor le dé consuelo y esperanza", exhortó el Papa durante el Ángelus.
"Desde comienzos de septiembre, más de 3.000 kilómetros cuadrados han vuelto bajo control ucraniano. En los alrededores de Jarkov hemos empezado a avanzar no solo en el sur y el este, sino también hacia el norte", precisó Valeri Zaluzhni, comandante en jefe del Ejército ucraniano, en un comunicado.
El portavoz oficial del Ministerio de Defensa ruso, Igor Konashenkov, explicó que la decisión busca reforzar la presencia militar en la provincia de Donetsk, controlada parcialmente por fuerzas leales a Moscú desde 2014.
Lo hizo antes de iniciar el Ángelus que celebró tras la misa que presidió en la Basílica de Collemaggio en la ciudad de L'Aquila.
Desde hace semanas, ambos países se acusan mutuamente de bombardear el recinto de la central y zonas aledañas.
"(La localidad de) Energodar y la central nuclear de Zaporiyia están nuevamente bajo el fuego de los militantes de (el presidente de Ucrania, Volodimir) Zelenski. Según testigos, en la ciudad se escuchan nuevamente explosiones", afirmó Vladimir Rogov, vocero de la administración regional designada por Moscú.
El Papa, que regresó ayer a Roma tras su viaje apostólico a Canadá, afirmó que durante esos seis días no dejó de rezar por el pueblo ucraniano, "atacado y atormentado, pidiendo a Dios que lo librara del flagelo de la guerra", informó la agencia de noticias Europa Press.
"Estoy siempre cercano a la martirizada población ucraniana, golpeada cada día por una lluvia de misiles", afirmó el pontífice tras rezar el tradicional Ángelus dominical desde el Palacio Apostólico vaticano.
El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió que la ofensiva militar lanzada por su país en Ucrania aún no había empezado "en serio", mientras que las fuerzas rusas bombardearon varias localidades en la cuenca del Donbass, entre ellas la ciudad de Kramatorsk, en su avance para terminar de conquistar el este de Ucrania, incursiones que causaron al menos la muerte de ocho civiles en distintos episodios.
En su discurso, Jorge Bergoglio pidió además una reacción "con todo medio cristiano para que las armas dejen el lugar a la negociación".