Esta receta remite al campo, a juntar higos para comerlos así directamente o después hacerlos en almíbar y servirlos como postre. Y también a nuestros abuelos, que los tenían como sus preferidos luego del almuerzo o la cena.

Ingredientes:

-1 kilo de higos en su punto sin llegar a que estén muy maduros.

Almíbar fuerte:

-800 gramos de azúcar blanca

-1 litro de agua

-Una chaucha de vainilla, cáscara de naranja, jengibre rallado o una ramita de canela  para perfumar

Modo de preparación

Comenzamos limpiando los higos solo con agua. Es importante que cuando elijamos los higos éstos estén en su punto, sin que lleguen a estar maduros porque si no se desarmarían al momento de hervirlos.

Colocar los higos en una olla con agua y una cucharadita de sal gruesa (esto es para que los higos suelten el amargor de la piel), hervirlos aproximadamente por 10 minutos. Se formará una espuma que podemos ir retirando con la espumadera. Pasado ese tiempo, apagar el fuego y retirarlos del agua, pincharlos con tenedor en los extremos para que cuando los introduzcamos en el almíbar se embeban en el líquido. Reservar.

Almíbar:

En una olla o cacerola, incorporar el azúcar  y el agua. Perfumar con la vainilla, canela, cáscara de naranja o jengibre. Llevar a fuego suave, remover un poco con una cuchara hasta que comienza a hervir. Añadir los higos y hervir por más o menos 20 minutos a fuego suave. Apagar el fuego y dejar enfriar completamente.

Llevar a fuego suave nuevamente por otros 20 minutos. Apagar el fuego  y dejar enfriar. Repetir este procedimiento, hasta que observamos que nuestros higos comienzan a estar con mucho brillo  y casi traslúcidos. Retirar la vainilla,  jengibre, cáscara de naranja o rama de canela.

Notaremos que el almíbar comenzará a ponerse cada vez más denso o fuerte.

Para envasar nuestros higos,  aún calientes, escurrirlos un poco, e introducirlos en un recipiente de cristal o vidrio previamente limpio y esterilizado y a continuación verter el almíbar sobre los mismos. Tapar el recipiente y ya los podemos guardar hasta el momento de consumirlos. Se pueden guardar por largo tiempo y disfrutarlos como postre o en la elaboración de platos dulces o salados.