La firma BGH comenzó a aplicar el pasado jueves un plan de suspensión de su producción en la planta de Río Grande, en Tierra del Fuego. La medida regirá hasta el 18 de abril y afectará a unos 830 empleados que cobrarán el 70% de sus sueldos durante ese período.

La empresa -fundada por empresarios nacionales en 1913- viene arrastrando problemas desde mediados del año pasado, como consecuencia de la caída del consumo. Es parte de la crisis que afecta a toda la industria fueguina de electrónica y electrodomésticos.

Desde la empresa, días atrás aseguraron que no habrá despidos sino la apertura de una convocatoria a retiros voluntarios, aunque admitieron que los contratos que finalizaron no fueron renovados.

En tanto, desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Río Grande sostuvieron que BGH “pretende despedir a 1.500 trabajadores entre Río Grande y Ushuaia en los próximos meses”.

BGH tiene varias categorías de producción, que quedan afectadas por la suspensión de actividades: televisores, cocinas, línea blanca, lighting, climatización del hogar, celulares y pequeños electrodomésticos.

La planta de Río Grande fue emplazada hace 30 años, pero cuenta desde 2009 con nuevas instalaciones que ampliaron su superficie a 42.000 metros cuadrados tras una inversión de u$s80 millones en infraestructura y equipamiento.

Algunas de las marcas para las cuales BGH produce en su planta son Hisense, Huawei, Samsung, Sony, Alcatel, Cisco, Google, Personal, Claro, Movistar, Intel, Microsoft, Directv, Motorola, Hacer, LG, y Nextel, entre otros.

Cuenta además con un centro de distribución propio de 25.000 metros cuadrados ubicado en la localidad de Spegazzini (partido de Ezeiza), donde realiza la logística y despacho a todos los clientes de la compañía, además del servicio posventa.

El 13 de noviembre de 2017 se firmó en Tierra del Fuego un Acuerdo por la Competitividad y el Empleo entre el gremio, el gobierno provincial y las cámaras empresariales para preservar los empleos y mejorar la competitividad. Pero la recesión económica de 2018 obligó a revisar algunos puntos y agregar cláusulas para atender la nueva coyuntura.

Una de esas adiciones fue permitir que las empresas puedan reducir la jornada laboral hasta 140 horas por mes, en forma transitoria, en caso de necesidad. Y también “concertar con los empleados algún período de suspensión”. Estas condiciones rigen hasta junio de 2020, según lo acordado.

La fabricación de celulares es una de las actividades afectadas, ya que en 2018 se vendieron 8 millones de unidades, muy por debajo de los 11 millones que se habían vendido en 2017.