Un 23 de enero, pero de 1945, el entonces coronel Juan Domingo Perón proclamó desde la Secretaría de Trabajo y Previsión el Decreto Nº 1440, a través del que habilitó a los trabajadores argentinos a gozar de un período de vacaciones pagas. Esto significa que los mismos pasarían a disponer de una serie de días consecutivos que: 1) Se tratarían de un lapso de inactividad; 2) sería retribuido anticipadamente; y 3) el trabajador verdaderamente los gozaría y no sería compensado en dinero. Ya desde entonces también se determinó que los días de vacaciones aumentarían según la antigüedad que el trabajador tenga en el cargo.

La medida no fue instrumentada aisladamente, sino que además se complementó con el despliegue de un programa de acceso al turismo social a través del cual el pueblo trabajador, verdadero motor de la patria, pudo recorrer y conocer su propio país, vacacionando por primera vez en los diversos centros turísticos.

Esto, a la vez, trajo aparejado el nacimiento de un nuevo paradigma productivo, que al mismo tiempo significó un avance en materia de derechos adquiridos, así como también en la protección de la salud física y mental de las familias trabajadoras. Una enorme cantidad de argentinos empezaron a gozar del esparcimiento y el turismo.

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Una de los principales beneficios en materia económica derivados de esta medida fue el enorme impulso y la expansión que tuvo precisamente la industria turística, con la repercusión que tuvo en miles de puestos de trabajo ligados a este sector.

Estos derechos que los trabajadores mantienen hasta la actualidad, fueron creados y consolidados por la innegable tarea de Perón, tanto durante sus presidencias como previamente desde la Secretaría de Trabajo y Previsión.