Para entender el significado del Día de los Trabajadores, es necesario remontarse a 1886. Como explicó el historiador Felipe Pigna, a finales de abril de ese año un grupo de obreros anarquistas que residían en Chicago realizaron una campaña para lograr reducir la jornada de trabajo a ocho horas.

En ese entonces la explotación dominaba el ambiente laboral y las jornadas de trabajo muchas veces superaban las catorce horas.

Para cambiar esta realidad, los obreros de Chicago convocaron a realizar una gran manifestación el 1 de mayo, la cual fue violentamente reprimida por la policía y dejó a dos trabajadores muertos.

 

Como respuesta, los obreros convocaron a otra marcha el 4 de mayo, cuyas consecuencias fueron aún peores: alguien arrojó una bomba y murieron varios policías. El gobierno de Estados Unidos no se quedó de brazos cruzados y se desató un enfrentamiento entre trabajadores y uniformados, que dejó un saldo de ochenta obreros muertos y doscientos heridos.

El poder se lanzó a la «caza del anarquista”, persiguiendo a todos los trabajadores que lideraban los reclamos. Como resultado, ocho dirigentes sindicales fueron detenidos: Adolph Fischer, Augusto Spies, Albert Parsons, George Engel, Louis Lingg, Michael Schwab, Samuel Fielden y Oscar Neebe.

Los cuatro primeros fueron condenados a muerte y ahorcados el 11 de noviembre de 1887, tras ser sometidos a un breve y parcial proceso judicial.

Poco antes de morir, George Engel alcanzó a decir ante el tribunal: “¿En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria».

Louis Lingg se suicidó con una bomba que él mismo había creado en la cárcel antes de padecer la “justicia del sistema”. Michael Schwab y Samuel Fielden fueron condenados a prisión perpetua y Oscar Neebe, a 15 años de reclusión.

Miguel Schawb dijo al escuchar su condena que “cuatro horas de trabajo por día serían suficientes para producir todo lo necesario para una vida confortable. Sobraría, pues, tiempo para dedicarse a las ciencias y el arte”.

En 1889, la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París, acordó fijar el 1 de mayo de cada año como el día de los trabajadores, una jornada para conmemorar la lucha de los «mártires de Chicago».

El 1 de mayo en Argentina 

En 1890 los representantes del incipiente movimiento obrero argentino se reunieron en el Prado Español y decidieron conmemorar en adelante el 1 de mayo en el país. La idea de una central única de trabajadores se concretó en mayo de 1901 con la creación de la Federación Obrera Argentina (FOA) que nucleaba a la mayoría de los gremios del país.

Las condiciones miserables de vida para los trabajadores se agravaban, pero el movimiento obrero reaccionó y decretó a principios de noviembre de 1902, a través de la FOA, la primera huelga general de la historia argentina.

El acto del 1º de Mayo de 1905 se realizó frente al Teatro Colón y mientras estaban haciendo uso de la palabra los oradores, el gobierno lanzó un escuadrón de 120 policías a caballo, contra la multitud, mientras que un escuadrón de bomberos policiales la atacó por otro frente. Sobre la plaza Lavalle quedaron tendidos cuatro muertos y más de cincuenta heridos. Los detenidos se contaron por centenas.

Un informe policial da cuenta de la detención de un obrero anarquista al que se lo encontró “en grave estado de desnutrición”.

El oficial escribiente detallaba que entre las pertenencias del detenido se encontraron 100 pesos y que al ser interrogado se le preguntó por qué no había usado parte de ese dinero para alimentarse; el detenido contestó con toda su poderosa y ejemplar humildad: “Esa plata es del sindicato, de mis compañeros que tienen tanto hambre como yo pero dan lo poco que tienen para la causa redentora de la humanidad, para que sus hijos vivan un mundo que merezca ser vivido”.

Fuente: elhistoriador.com.ar