La empresa La Serenísima se encuentra con las dificultades que aquejan a toda la producción lechera. La caída de la producción, en este caso, generó que la empresa tomara la decisión de cerrar la planta que tiene en Las Varillas, en el departamento cordobés de San Justo. Según lo que comunicó la empresa a los empleados, la medida se hará efectiva a partir del 30 de noviembre.

Los trabajadores contaron que la empresa les ofreció indemnización o traslado del lugar de trabajo. Pero las consecuencias para Las Varillas son intransferibles.

“Nosotros sabíamos que esto iba a pasar, porque la producción de la planta llegó a su mínimo histórico y ya en enero de 2016 habían intentado despedir a algunos compañeros”, contó a un medio local, Damian Oggero, un trabajador de planta. Es que para los trabajadores, que veían la merma en el volumen de producción el cierre era algo que, temerosos, imaginaban. En las Varillas, La Serenísima llegó a envasar 600 mil litros por día, sin embargo la última semana elaboró un promedio de 38 mil litros por día.

En la planta trabajan 18 personas, de las cuales 15 son operarios y tres son personal jerárquico. El establecimiento se dedicaba a almacenar, enfriar y clasificar leche. Ante el cierre, la empresa les ofreció a los trabajadores la posibilidad de una indemnización o el traslado a la planta que la compañía tiene en la localidad cordobesa de Canals, a 300 kilómetros de Las Varillas o a Trenque Lauquen a 600 kilómetros.

Desde la municipalidad de Las Varillas se mostraron muy preocupados en este escenario “Acá hay algunos trabajadores que tienen hijos que van al colegio. Hay otros que además están en planes de vivienda. No pueden levantar todo de un día para otro e irse”, contó el intendente de Las Varillas, Daniel Chiocarello. “Esto me hace acordar a cuando era chico y cerró el ferrocarril. Las indemnizaciones no les sirvieron a todos y el trabajo se fue”, recordó el jefe comunal.

Es la segunda planta que la empresa cierra este año, marcado por la caída de la producción de un 11% con respecto al 2015 y el abrupto desplome del consumo del alimento que pasó de 28,97 litros al año por persona en 2015 a 23,12 litros en la actualidad. Antes, la empresa bajó las persianas de la planta que tenía en Rufino, donde empleaban a más de 50 trabajadores.