Los canillitas jujeños sufrieron la caída del 60% en la venta de diarios por la pandemia del coronavirus, que además cortó su habitual circuito comercial y el trato directo con sus clientes, mientras que tuvieron inconvenientes en algunos casos para ocupar sus paradas en la vía pública por los miedos al contagio.

«Las ventas se han ido por el piso porque la gente tampoco podía salir a la calle a comprar«, dijo Rolando Canchi, un conocido vendedor de diarios y revistas de Jujuy.

El canillita contó que la actividad que desarrollan está exceptuada por el decreto presidencial por considerarse «esencial» pero igualmente esto no les permitió mantener las ganancias.

«Normalmente, los vendedores retiran de las distribuidoras 25, 30 o 100 diarios pero la venta apenas representa ahora la mitad de eso», afirmó el trabajador, que tiene su puesto en la puerta de un supermercado del barrio Ciudad de Nieva, de esta ciudad.

Con un movimiento comercial casi nulo por el aislamiento obligatorio, con cierre de negocios, bares, cafeterías, oficinas y paseos públicos, el recorrido habitual de los canillitas se vio además limitado por las medidas de prevención por el coronavirus.

La cuarentena puso al descubierto las condiciones precarias de una actividad que apenas garantiza los ingresos diarios necesarios para subsistir, sin un salario fijo, sin contención y, como ocurre con otros trabajos independientes, que no cuentan con un apoyo institucional o gremial en la provincia.

«Nos sentimos desprotegidos, nuestro sindicato (Sivedraj) atraviesa por un estado de acefalía. La situación golpea a muchos compañeros que, al no poder vender diarios y revistas, han tenido que asistir a comedores comunitarios, mientras que otros se apoyaron en sus familiares», relató Canchi.

A esas dificultades se suman los protocolos de seguridad que les permiten trabajan sin exponerse al coronavirus: los trabajadores tuvieron que implementar el uso de barbijos, el acceso a alcohol en gel y también una provisión de guantes.