A cinco años del fallecimiento del fiscal Alberto Nisman, se realizan distintas movilizaciones en el país, siendo acá en Rosario el Monumento Nacional a la Bandera el lugar elegido, donde reclaman que «no fue un suicidio, fue un magnicidio».

El acto principal tuvo lugar en la Plaza del Vaticano de la Ciudad de Buenos Aires, a escasos metros del Palacio de Justicia, donde estuvieron presentes la madre del ex fiscal, Sara Garfunkel, y su hermana, Sandra Nisman, que se subieron al escenario principal.

También estuvieron presentes la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich; el actor y referente radical Luis Brandoni; el dirigente del PRO Hernán Lombardi; el diputado nacional Waldo Wolff; y el ex consejero de la Magistratura Alejandro Fargosi; entre otros.

Como el hecho tuvo un tinte político, ya que fue organizado principalmente por la oposición y seguidores del pasado gobierno, se realizaron fuertes críticas a la actual gestión con la lectura de un documento que se leyó tras entonar las estrofas del himno nacional.

«Nadie en la Argentina puede darse el lujo de interpretar la muerte del fiscal Alberto Nisman según su ocasional conveniencia política o el cargo que circunstancialmente ocupe. Quien piense que el sillón de Rivadavia tiene el poder de hacer cambiar la verdad; quien crea que la verdad puede escribirse y cambiarse a conveniencia no es más que un aliado de la mentira y cómplice de los culpables», advirtieron los organizadores en el texto.

Según entendieron, «un hecho criminal de este tipo no puede ser interpretado fuera de contexto», porque Nisman «anunció que iba a presentar pruebas contra la entonces presidenta de la Nación (Cristina Kirchner) como principal encubridora de los responsables del atentado a la AMIA y, 4 días después, apareció muerto».

«El Gobierno de aquel entonces -que hoy ha vuelto con la intención de terminar su tarea inconclusa de asegurar la impunidad de los culpables y de quien pactó con los culpables- firmó un pacto clandestino e inconstitucional con la República Islámica de Irán que después transformó en ley con su mayoría automática en el Congreso. Ese pacto transformó a Nisman en la víctima número 86 del atentado a la AMIA y, a quienes lo firmaron y votaron, en traidores a la patria», recalcaron.

En tanto, insistieron en que «el pacto con Irán llevaba implícita la promesa del gobierno argentino de levantar las alertas rojas que pesaban sobre los iraníes acusados de haber planificado el atentado» a la mutual judía. Y cuestionaron que el gobierno de Alberto Fernández impulse la revisión de la pericia de Gendarmería que afirmó que la muerte de Nisman fue un asesinato.

«Los mismos que lo denostaron. Los mismos que durante un tiempo sostuvieron que lo asesinaron y luego que se suicidó. Los mismos que no supieron qué hacer con un Fiscal de la Nación muerto y contaminaron deliberadamente –o por impericia– la escena del crimen, son los que hoy pretenden ordenarle al Poder Judicial que revise técnica y administrativamente la pericia llevada a cabo por la Gendarmería Nacional», agregaron.