Por Alejandro Maidana

Los pueblos sacrificables, como los definen las corporaciones  mineras, se mantienen firmes y en pie de lucha. No se resignan ante la monstruosa demostración de fuerza de aquellas superestructuras que encuentran en los estados municipales, provinciales y nacionales, la llave para una expoliación desprejuiciada.

Aquellas promesas de progreso que llegarían de la mano del neoliberalismo allá por octubre del 93, se fueron fundiendo de manera sistemática, mostrando la verdadera cara de una actividad que solo deja a su paso miseria y tierra arrasada. “El despegue” de aquellas aletargadas provincias del NOA, como supo anunciarse haciendo gala de la más rancia retórica política, llegarían en forma de privilegios solo para un pequeño sector, el garante del más cruel extractivismo.

No es casualidad que estos monstruos mineros hayan desembarcado en los momentos más álgidos del país en torno a lo económico, si bien no han cesado en su saqueo cuando la bandera que ondeaba a nivel nacional, tenía su anclaje en lo popular. El extractivismo carece de ideología, es por ello que su furibundo lobby siempre ha encontrado terreno fértil gobierne quien gobierne.

La organización y resistencia de un pueblo consciente como el andalgalense, no ha cesado desde el primer momento en que se supo que esa parte de la bella Catamarca, había sido la elegida para sacrificarse por una de las actividades más criminales en torno al impacto ambiental, y el injusto reparto de las regalías.

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Atrás quedó el oscuro fantasma de “La Alumbrera”, aquel proyecto que se iniciara el 30 de octubre de 1997, y que demandara una lucha de más de dos décadas. Pero no hay tiempo para el relajo, el megaproyecto “Agua Rica” busca afirmarse y abastecerse del “Nevado”, el majestuoso cerro donde Andalgalá toma agua.

Silvina Reguera es una de las tantas mujeres andalgalenses que lejos de amilanarse ante el poderío del enemigo en cuestión, sigue gritando su dignidad y resiliencia desde el valiente sendero de los derechos. En una profunda charla con Conclusión, dejó una serie de testimonios invalorables a la hora de entender el extractivismo minero.

Sobre el mega proyecto «Agua Rica» Reguera fue tajante, “hace más de diez años que venimos frenando esta idea de instalar una megaminera tres veces más grande que la Alumbrera y a solo 14 km del pueblo y justo en la montaña (el Nevado) de donde Andalgalá toma agua. Es muy osado el proyecto, son demasiado perversos como para atreverse a tanto entendemos que de no haber estado en las calles frenando esto, hubiesen no solo iniciado esto, sino también Pilciao 16 en pleno centro de la ciudad, más precisamente en la plaza, lugar con mayor condensación de oros y metales”.

Más de una década resistiendo un proyecto que oficiaría de detonador de un sinfín de impactos socioambientales. “Vivimos en una constante avanzada, desde Menem a esta parte y con distintos gobiernos, la megaminería se ha convertido en política de Estado pase lo que pase, cueste lo que cueste y pisoteen a quién pisoteen. No les importa en absoluto sacrificar a un pueblo y que el mismo no quiera a esta actividad, no tenemos acceso a la información ni a la justicia, somos un pueblo huérfano de instituciones. Catamarca se ha convertido en un feudo minero, es la misma minera quien maneja la justicia y digita quién va a ser el representante político del lugar que defienda sus intereses, cabe destacar que cada vez se elige uno peor”, sostuvo.

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Un contexto de pandemia que empujó el recrudecimiento del furibundo lobby minero, que busca voltear nuevamente la imprescindible ordenanza antiminera que ha logrado un consenso masivo en el valiente pueblo de Andalgalá. “Viendo que en distintos medios se volvía a instalar la idea de tumbar la ordenanza que frena la actividad minera, decidimos primeramente retomar los agites a través de las redes sociales, para finalmente ganar las calles. Un nuevo acto de valentía que caracteriza a este lugar, nos dijimos, si la minería ha sido considerada una actividad esencial en cuarentena, nosotros tenemos el derechos a ejecutar nuestra legítima defensa”.

Vivimos en una constante avanzada, desde Menem a esta parte y con distintos gobiernos, la megaminería se ha convertido en política de Estado pase lo que pase, cueste lo que cueste y pisoteen a quién pisoteen

Catamarca es una de las dos provincias que no ha reportado casos de covid-19, sin embargo rige en la misma una serie de protocolos que fueron respetados por los andalgalenses. “A través del boca en boca logramos convocarnos en las calles respetando el horario permitido y la distancia de <tres lingotes y medio> generando un marea humana que incluso superó a las anteriores en cantidad de gente. Las mujeres por delante junto a las banderas, entre ellas mi mamá, una señora mayor, fueron ellas y ellos, los adultos mayores quienes arengaban e invitaban a sumarse a esta necesaria manifestación de rabia”, enfatizó Silvina.

Con orden, cantando y convocando a los vecinos para que no sean indiferentes, los habitantes de Andalgalá volvieron a gastar las suelas movilizando sus dignidades. “Se dieron dos vueltas y nos quedamos con ganas de más, siempre de la misma manera y preparándonos para continuarlas si es necesario. Se le avisó al gobernador que no estamos dispuestos a ceder, que no les tenemos miedo, ya que el mismo lo perdimos hace diez años, estamos hartos de las operaciones políticas, del enemigo interno y de esta pandemia que ha limitado de sobremanera nuestros días”.

El extractivismo es una consecución de los distintos gobiernos, no tiene ideología definida, quién agarra o retoma el poder, avanza siempre en la misma línea

Distintas figuritas políticas, un mismo horizonte prominero y extractivista que amenaza con reactivarse aprovechando la crisis económica y social generada por la pandemia. “Después de 12 años de kirchnerismo, hoy nos encontramos con otro signo político, si bien sabemos que el lobby minero lo atraviesa como a los otros. Es imposible olvidar el veto a la ley de glaciares impulsado por la ex presidenta Cristina Fernández cuando el pueblo por unanimidad había votado en favor de la misma. El extractivismo es una consecución de los distintos gobiernos, no tiene ideología definida, quién agarra o retoma el poder, avanza siempre en la misma línea. Mientras el mundo llama a un cese en la agresión a la naturaleza, el capitalismo hace agua por todos lados, y se llama a repensar la manera de continuar nuestros días, en este país se considera actividad esenciales a la explotación minera y al paquete envenenador del agronegocio”.

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Un cambio de paradigma que necesariamente debe ir de la mano de decisiones responsables y coherentes debido al contexto  que se transita. “Quieren seguir concentrando las riquezas en pocas manos, qué van a hacer con la misma cuando ya no tengamos agua, ese vital elemento tan ninguneado que bajo esta pandemia ha sido considerada fundamental para el cuidado de nuestra salud. En esta nueva realidad, ha quedado expuesta la cruel cotidianeidad de aquellos pueblos y lugares que no tienen acceso al agua potable, años repitiendo hasta el hartazgo que el AGUA VALE MÁS QUE EL ORO”.

En esta nueva realidad, ha quedado expuesta la cruel cotidianeidad de aquellos pueblos y lugares que no tienen acceso al agua potable, años repitiendo hasta el hartazgo que el AGUA VALE MÁS QUE EL ORO

Un mensaje tan claro como el agua que baja de los Nevados de Aconquija que se ve fundido una vez más en la deshumanizante codicia de unos pocos. “Resulta increíble e indigerible que bajo esta reclusión a la que nos han expuesto, sean estos mismos personajes y estas destructivas actividades las que estén exentas de cumplirla, ya que fueron consideras esenciales. Mientras el pueblo solidario, empático y responsable, que entiende que el mundo es una gran cooperativa, debe permanecer encerrado, los dueños del orden, para llamarlo de alguna manera, tanto provincial, nacional como mundial, siguen adelante habilitando la espoliación. Sin olvidarnos de la ilegítima deuda externa que nos obligan a pagar a cada uno de las y los argentinos sin haber sido los responsables de contraerla. Pretenden pagarla con nuestros recursos, los mismos que se van, se van, se van, y nos vemos absolutamente nada”.

Nada ha transformado la más de dos décadas de actividad minera llevada adelante por la Alumbrera, quién puso freno a su saqueo meses atrás. Una promesa de progreso y pasaje seguro al <primer mundo>, que se esfumó una vez más en la perversa retórica de aquellos que solo han consolidado a Catamarca como una de las provincias más pobres del NOA. “Por suerte esta provincia no ha reportado casos de coronavirus, ya que de haber padecido el pulular del mismo, hubiésemos colapsado, ya que no existe en toda la provincia inversión en salud, educación y logística ¿Cuántas pandemias debemos soportar como pueblo para cambiar definitivamente de rumbo? ¿Hasta cuándo vamos a ser rehenes de la codicia de unos pocos? No podemos hipotecar los pocos recursos naturales que nos quedan con el  único fin de pagar una deuda inmunda con el FMI. La mayoría de los países le exigen al perverso Fondo Monetario Internacional que les condenen la deuda, este es el momento, no podemos pagar algo ilegal cuando la deuda interna es abrumadora. Resulta nefasto que después de 20 años de un saqueo sin precedente como el que llevó adelante la  Alumbrera, pretendan instalar una tres veces más grande”, recalcó la integrante de la Asamblea el Algarrobo.

Los dichos del Ministro de Ambiente y Desarrollo y Sustentable Juan Cabandié, sobre la necesidad de repensar de manera medular las distintas actividades nocivas para la salud, revitaliza la idea de interpelar las decisiones que parten del Estado. “Hace diez años que me tomo el trabajo de fotografiar y grabar lo que dicen los distintos ministros y políticos en torno a este tema, porque después se tienen que tragar sus propias palabras. Con su posicionamiento sobre el modelo sojero y envenenador, se enciende una luz de esperanza que no la tuvimos con los anteriores ministros de ambiente, ni con Cristina y menos aún con Macri, ya que al impresentable del Bergman lo califico como una persona que <habla mucho, dice poco, y hace nada>”.

Si bien Juan Cabandié forma parte de un modelo extractivista, con sus decisiones puede convertirse en héroe, en alguien que se plante y diga que el proyecto <Agua Rica> es inviable porque conlleva el sacrificio de un pueblo.

Por último, Silvina Reguera no quiso relegar la posibilidad de criticar el accionar cómplice de la justicia catamarqueña. “Leyes que impidan la actividad minera y protejan los derechos ambientales y por ende humanos, sobran. Los que están flojos de papeles son los jueces, ya que son ellos los que habilitan al sector político y a las mineras para que hagan y deshagan a su antojo. Si bien Juan Cabandié forma parte de un modelo extractivista, con sus decisiones puede convertirse en héroe, en alguien que se plante y diga que el proyecto <Agua Rica> es inviable porque conlleva el sacrificio de un pueblo. La República Argentina es Andalgalá, es por ello que argumentamos que somos un pueblo que se niega a desaparecer, un pueblo que resiste, un pueblo que existe. Debemos enterrar a la vieja normalidad, y empujar a que la nueva que se avecina, no esté emparentada con el saqueo de los recursos y la espoliación de los pueblos denominados de manera deleznable por las corporaciones mineras, como sacrificables”.