Por Edgardo Bozikovic

Un repaso cronológico de las distintas intervenciones históricas a la Constitución Nacional Argentina de 1853, nos permitirá pensar los porqués de los intereses que llevaron a esa toma de decisiones y los pertinentes abordajes. La primera ocurrió en 1860, le siguieron la de 1866, 1898, 1949, 1957, el Estatuto Temporario de 1972 y finalmente la que nos rige en la actualidad.

La Constitución de 1949 fue una decisión de un tiempo y contexto político, económico, social, cultural de nuestro país. Las realizaciones del gobierno peronista, los logros, los objetivos alcanzados, demandaron incluir esos derechos y construcciones y dar marco jurídico al presente y al porvenir.

 

La Convención Constituyente de 1949 se reunió en Buenos Aires. Comenzó las sesiones preparatorias el 24 de enero de 1949, sancionó el nuevo texto reformado el 11 de marzo y concluyó con el juramento el 16 de marzo de ese año. Los convencionales constituyentes de 1949 pertenecieron al peronismo, que obtuvo la mayoría, y al radicalismo, que obtuvo la minoría.

Entre los destacados de ese tiempo se encuentra Arturo Sampay, considerado unánimemente como padre de la constitución de 1949. Sampay era profesor de derecho constitucional de la universidad de Buenos Aires. En sus extensas participaciones insistió en varios conceptos, derivados principalmente de las nociones de «bien común» y «justicia distributiva», de los cuales derivaban derechos como los de los trabajadores, la mujer, la ancianidad, la niñez, la igualdad jurídica de hombres y mujeres, la función social de la propiedad y el rol del Estado en la economía, pero con un sentido complementario y supletorio de la actividad privada.

Para ampliar sobre ese tiempo y la importancia de la reforma, convocamos a Aquí Estamos, al Carlos Vilas, Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Magíster en Ciencia Política y Administración Pública, Director de la Maestría en Políticas Públicas en la Universidad Nacional de Lanús y profesor de estudios de posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Además, es Director de la Revista Perspectivas de Políticas Públicas, de la Universidad Nacional de Lanús.

“Sampay distingue entre la constitución real de una sociedad, es decir las relaciones de poder entre las clases sociales, y la constitución escrita, que es la expresión jurídica de esa estructura; de ahí que cambios significativos en ésta acarrean cambios en la constitución escrita, o en la interpretación que la cultura jurídica producto de esos cambios efectúa de los textos escritos. Pero a diferencia de autores como Lassalle, Jellinek, Weber, Heller o Schmitt, que se limitan a constatar esa correspondencia, para Sampay lo que legitima ética y políticamente a la constitución escrita y al orden socioeconómico en que se basa es su capacidad para hacer efectiva la justicia social, de acuerdo a las posibilidades que brinda el desarrollo de las fuerzas productivas, el progreso científico y técnico, y la conciencia jurídica de los pueblos –es decir, conciencia de sus derechos y voluntad de ejercerlos. En consecuencia, agrega, un verdadero jurista no debe limitarse a la aplicación de la letra de la constitución, sino que debe interpretarla de acuerdo a la realidad histórica, es decir socioeconómica y cultural, si es que pretende que esa interpretación sirva a los grandes fines hacia los que se encamina la ordenación de las acciones colectivas. El verdadero jurista es atento lector de los signos de su tiempo y traductor de éstos en normas de conducta individual y colectiva”.

La entrevista nos permitió ahondar en detalles, matices y también analizar que hoy no es aplicable esa constitución, porque el contexto histórico nacional e internacional es otro, sí pensar en los basamentos que le dieron origen, profundizando y resignificando los principios, en este tiempo, político, económico, social y cultural. Los invito a ver el programa y hasta la próxima semana.

Aquí Estamos

Conducción: Edgardo Bozikovic

Cámara y Edición: Hernán Cabrera

Sonido: Fabián Arias

Asistencia: Mara Bozikovic