A partir del viernes próximo, 7 de julio, en California, el glifosato aparecerá entre los químicos que presentan riesgos para la salud a través del agua, como obliga la ley de ese Estado.

Monsanto, la empresa creadora del herbicida, trató de detener la medida en los tribunales pero ha perdido en primera instancia.

California lo va incluir en la lista oficial de productos cancerígenos y lo hará bajo una ley conocida como Proposición 65, de protección del agua potable.

Como se recordará, la Oficina de Evaluación de Peligros Ambientales para la Salud (OEHHA) del Gobierno californiano, había decidido en marzo pasado que el glifosato, componente del herbicida multiventas de la empresa Monsanto Roundup, debía entrar en la lista de productos que el Estado reconoce como causante de cáncer.

La Proposición 65 obliga a las empresas a informar sobre las exposiciones a químicos «que provoquen cáncer, malformaciones en recién nacidos o daños reproductivos» mediante el agua. Los productos de la lista son sobre los que tienen que advertir.

En la Justicia

Monsanto trató de impedir esta medida y recurrió a los tribunales, lo que provocó un retraso en la fecha de entrada en vigor de la decisión de la OEHHA. Pero los tribunales han fallado en contra de la multinacional por lo que el proceso sigue adelante. La empresa anunció que continuará litigando mediante un recurso porque, asegura, la decisión no se basa «ni en la ciencia ni en la ley».

Esta ley californiana, nacida de una iniciativa legislativa popular, fue aprobada en 1986 para «proteger los recursos hídricos». El Estado de California, cuya población supera los 39 millones de personas y maneja un PIB que ronda los dos billones de euros –dentro de las siete economías más grandes del mundo–, está obligado a mantener y actualizar la lista.

Relación con los transgénicos

El glifosato está en el centro de una polémica especialmente por su vinculación con los cultivos transgénicos de soja o maíz resistentes a este herbicida. La empresa Monsanto (ahora en trámites para ser adquirida por Bayer por 66.000 millones de euros) tiene patentadas diferentes semillas que aguantan este tóxico de manera que pueden ser rociados con él para liberar los campos de cultivo de otras hierbas no deseadas. Aunque el principio activo ya puede ser aplicado por otras compañías, el glifosato de Monsanto, llamado Roundup, es el más vendido del mundo.

En 2015, la Organización Mundial de la Salud calificó al glifosato como un producto «probablemente cancerígeno». Desde ese momento, se activaron las peticiones para prohibir su uso. Sin embargo, un año después, la FAO, la división alimentaria de la ONU, concluyó que «no era probable» que este químico termine causando un cáncer en humanos a través de la comida.

Medida provisoria

En la Unión Europea se inició una ardua discusión entre estados para renovar la licencia del producto. Cuando expiraba el plazo, lo que hubiera dejado al glifosato sin permiso de facto, se aprobó una prolongación provisional de 18 meses para aguardar a que la Agencia Europea de Químicos diera su veredicto. El informe de la ESCHA llegó a mitad de marzo de 2017 y contradijo a la OMS aunque constató la toxicidad del producto y su daño al medio acuático.