Por Gisela Gentile

Cecilia Gisela Basaldúa tenía 36 años, salió de Buenos Aires el 19 de marzo del 2020 y llegó a Capilla del Monte, Córdoba, el día 21 del mismo mes. Viajera y artesana, conocía este lugar y decidió reencontrarse con el pueblo que la cobijó en 2009, cuando acampó por primera vez. Hacía casi cinco años que viajaba por distintos países de Latinoamérica, y su intención era radicarse en Capilla del Monte para escribir su libro de viajes.

El 25 de abril, la encontraron sin vida en la misma localidad. Una búsqueda de más de veinte días, en plena cuarentena, lo que limitaba horarios, circulación, el encuentro y el abrazo. Por eso, este domingo a las 12 del mediodía en la Plaza San Martín de la localidad cordobesa, se realizará una marcha por Cecilia y por todas les víctimas de femicidios, transfemicidios y travesticidios. Desde el Movimiento Plurinacional de Mujeres y Disidencias de dicho lugar, compartieron un comunicado. A continuación, un extracto del mismo:

Marchamos y también convocamos al Juicio ético feminista a la Justicia patriarcal. Porque entendemos que este accionar responde a una justicia clasista y misógina, como parte de una estructura de poder patriarcal. Vemos como es la misma justicia la que nos vuelve a vulnerar nuestros derechos una y otra vez. La discriminación y la violencia por parte de las instituciones judiciales da cuenta de una lógica de control y disciplinamiento sistemático sobre las historias de vida de las mujeres, lesbianas, travestis y trans, jóvenes y niñeces.

Hacemos este juicio para comenzar a construir y legitimar nuestras propias herramientas feministas. Significa denunciar de forma colectiva las lógicas de la justicia patriarcal, colonial y racista, a partir de una metodología feminista que demuestre la forma en que la violencia judicial condena, revictimiza, estigmatiza.  De esta manera, nos damos el espacio para poner en evidencia cómo funciona esa justicia que no es nuestra, que desconocemos y nos atrevemos a juzgarla.

Entramados y encubrimientos

Muchos pueblos se encuentran atravesados por una ruta, en muchas oportunidades suelen ser éstas los caminos de la explotación. “A Capilla la atraviesa la N°38 y siempre se la mencionó como la ruta de la trata y el narcotráfico. Como con cualquier localidad que se encuentra divida por una carretera se puede presumir lo antes mencionado, sin dejar de lado que no podría darse sin la complicidad de las fuerzas de seguridad. En muchos casos son estas fuerzas las que actúan con impunidad, ya que existe una justicia que no investiga o llega hasta determinados puntos, sin quitarle responsabilidad al poder político que también actúa de manera similar” le dijo a Conclusión una de las integrantes del Movimiento Plurinacional de Mujeres y Disidencias de Capilla del Monte.

En el caso de Cecilia Basaldúa los familiares también sospechan que fue un intento para captarla para redes de trata

La Argentina es muy extensa, la atraviesan muchas rutas y lo que beneficie que la trata de personas se consolide. “En el caso de Cecilia Basaldúa los familiares también sospechan que fue un intento para captarla para redes de trata, y no sería extraña esta hipótesis ya que en la investigación se dan muchos ocultamientos, lo cual nos hace pensar que Cecilia fue una víctima”.

Tengamos en cuenta que ella no era de la zona y llegaba a Capilla en un momento muy difícil, los comienzos de la pandemia. La joven no tenía un lugar donde estar, y es contactada por una persona que decía ser artesana, que es quién termina llevándola a la casa de un hombre, que llamaremos M. En la casa de este sujeto estuvo ella por última vez, por eso la familia lo considera el principal sospechoso.

Todas estas líneas de investigación antes mencionadas no fueron tenidas en cuenta por la fiscal. “Es una realidad que las teorías investigativas sólo apuntan al único detenido e imputado en la causa que es Lucas Bustos, un joven peón rural de 23 años.  Tampoco se preguntó qué infraestructura tenía él para tenerla secuestrada 20 días a Cecilia, para luego asesinarla y llevarla al basural, donde se la encontró”, enfatizó.

Muchas son las preguntas y pocas las respuestas. “Todos nos preguntamos cómo puede ser que, si se hallaron 11 manchas hemáticas en las paredes de la casa de M que no se investigaron, agregando que en pleno junio este señor con permiso de la fiscalía pudo irse a Rosario. También pensamos por qué ante la insistencia de la querella no se lo nombra como imputado en vez de como testigo. Todas estas cuestiones que parecen obvias para investigar no se explicaron”.

El trato para con la familia de Cecilia, desde la búsqueda del cuerpo hasta el final, fueron lamentables. “la fiscal Paula Kelm jamás los recibió, siempre se contactó con su abogada en forma esporádica, pero a la familia nunca la recibió, esto demuestra claramente la falta de perspectiva de género que existe en la justicia cordobesa. Las herramientas están, existe la Ley Micaela, tenemos un Ministerio de la Mujer, pero las cosas siguen estando igual”.

La querella y la familia sospechan que no fue solamente M, “acá existe una complicidad muy grande, donde están involucradas las fuerzas de seguridad, los que investigaron el paradero de Cecilia cuando se suponía que aún seguía con vida y luego el hallazgo del cuerpo. Es decir, estuvo desaparecida 20 días en un pueblo pequeño como Capilla, pero no se localizó donde estuvo, ni se hicieron pruebas concretas”.

Todo el mundo piensa que Lucas es un «perejil»; el juicio puede provocar que se lo declare culpable y que, por lo tanto, exista la posibilidad que un inocente esté pagando culpas que no son de él.

Desde dicho Movimiento Plurinacional de Mujeres y disidencias, han mantenido un constante contacto con la familia Basaldúa. “Desde el inicio estuvimos con ellos, desde que llegaron a Capilla los acompañamos hasta hoy, siempre tratando de colaborar y estar para lo que necesiten”.

Las calles el lugar de encuentro para la activación. “Las primeras movilizaciones fueron en pandemia, la inicial fue días antes de que se encontrara el cuerpo y luego le siguieron otras. Hemos ido a Fiscalía varias veces, también movilizamos para que no se eleve a juicio porque la idea de la fiscal es hacerlo para que esté Bustos como el único imputado. Todo el mundo piensa que Lucas es un «perejil» y el juicio puede provocar que se lo declare culpable y que por lo tanto exista la posibilidad que un inocente esté pagando culpas que no son de él, o que se lo declare inocente y se cierre la investigación y el femicida siga suelto”.

En capilla sobrevuela la idea de que allí está un femicida suelto, ya que la comunidad no cree en absoluto que Lucas Bustos sea el culpable. “Mes a mes movilizamos, porque es en la calle en donde nos sentimos confiadas, porque es la caja de resonancia para estos casos. Por ello este 25 de abril no solo vamos a realizar la movilización por el recuerdo de Cecilia, que ya no está con nosotras, sino que también vamos a hacer el juicio a la justicia patriarcal. Esto se hace habitualmente, organizado por las feministas de Abya Yala, y en esta audiencia no sólo vamos a ver el caso de Cecilia, sino también de otros casos atravesados por la justicia patriarcal”, concluyó.