Menos de un mes nos separa de una fecha que podría ser histórica para la Argentina. La Cámara de Senadores votará la ley de interrupción voluntaria del embarazo que ya obtuvo el 14 de junio media sanción en Diputados.

Este debate con anclaje en la salud pública fue adeudado durante años, pero el colectivo feminista logró instalarlo en la agenda política. Mujeres organizadas que desde hace años luchan por lograr la despenalización del aborto, han instalado un debate que interpela a toda una sociedad, y ha ganado de manera masiva las calles.

Lo dogmático no puede manejar la agenda de esta discusión racional, ya que los mismos nublan los ojos e impiden analizar el verdadero eje de esta problemática de salud. Unos días antes de la votación la ginecóloga Cecilia Ousset subía una carta que llamaba a la sociedad a tomar una postura sobre el tema. “NO SOY NEUTRAL”, fue el título de aquellas líneas que supieron tocar fibras muy íntimas.

Conclusión dialogó con la profesional que logró en pocos días que su publicación se compartiera más de 80.000 veces.

“Lo importante es posicionar el debate donde corresponde, cuando se pone el foco en aborto si o aborto no, caemos en un error. Cuando nos corremos de esa situación, apartando las cuestiones referentes a la moral, religión y ética, estaría indicando que vamos por buen camino. Tienen que comprender que se mueren mujeres por ser pobres, y como médicos debemos dejar en claro que los abortos corresponden a todos las clases sociales pero sólo las pobres mueren”, indicó.

“La ley de interrupción del embarazo persigue que las mujeres que estén absolutamente decididas a abortar lo hagan en condiciones sanitarias seguras. Así lograríamos que no mueran a causa de no tener el dinero para hacerlo de una mejor manera, situación que no ocurre con aquellas de clase media o alta”, sostuvo la profesional.

En cuanto a quines la aplicarían agregó, “necesitamos un amparo legal para trabajar, por ejemplo yo soy católica y tengo objeción de conciencia para realizarlo, lo que significa que no hice, ni haré un aborto, pero mi pensamiento personal no me va a impedir manifestarme a favor de esta ley. Lo que pretendo como profesional y persona es que venga una paciente con total naturalidad, me comente que quiere interrumpir su embarazo, yo la trate con respeto y si tengo objeción de conciencia poder derivarla .Hay cantidad de médicos que no son objetores y así podremos salvarle la vida”, enfatizó.

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Como bien lo comentó en su carta de facebook, Cecilia Ousset ha tenido que ver situaciones muy tristes e indignantes, es por ello que tiene un pensamiento más que formado en el tema. “Todos necesitamos un marco legal, no comprendo cómo hay médicos en contra de la ley, me parece insano, demente y que en algún punto no están asesorados y no escuchan razones”.

Una sentida  carta que atravesó las fibras de una sociedad que se debate entre un sí o un no, “jamás pensé que se compartiría más de 80.000 veces, he recibido muchos mensajes no solamente de la Argentina sino también de Perú, México y Holanda. Muchas personas que estaban en conflicto religioso pudieron gracias a la carta darle otro enfoque, por eso de la importancia de poner el debate donde corresponde, ahí podemos hablar de salvar las dos vidas”.

Uno de los eslogan que sonaron oponiéndose a esta ley fue el anteriormente mencionado, al respecto la ginecóloga agregó: “Son frases vacías que confunden y que sólo abren brechas sociales y económicas gravísimas, que nos dejan en el camino de la malicia y la hipocresía. Contame vos cómo salvan las dos vidas, cómo te vas a enterar que una persona va a abortar sino pones un centro de interrupción voluntaria de embarazo. Sólo de esa manera llega la paciente, la recibe un grupo de profesionales que la guiará y sostendrá en torno a la decisión de abortar o no. Con la ley correríamos la situación de vergüenza y silencio a la que hoy están expuestas las mujeres”.

La clandestinidad te impulsa a las practicas caseras de aborto, o recurrir a sitios no preparados para tal intervención, de aquí surgen un sin fin de complicaciones que pueden tener resultados fatales, “sólo imaginando que el aparato reproductor femenino está pegado al aparato gastrointestinal y sistema urinario, se pueden dar perforaciones tanto en vejiga, recto e intestinos, y de esta manera terminar en infecciones severas. Algunas de ellas podemos salvarlas sacándoles el útero, entrando al abdomen múltiples veces para limpiar por peritonitis, o llevando a cabo algunos otros mecanismo, pero siempre hablando de las que se salvarían”.

Aquellas que llegan a las guardias en situaciones dramáticas pueden estar atravesando una infección grave y generalizada llamada Síndrome de Mondor, que comúnmente desencadena en la muerte de la mujer. “Lamentablemente la misma acarrea fallas orgánicas múltiples y trastornos de la coagulación donde es imposible poder salvarlas. Es tremendo y patético  que se continúe teniendo este nivel de discusión, y que los senadores no tomen conciencia de la gravedad de lo que hablamos”.

Mucho más que una ley, “yo puedo tener algún tipo de reparo con aquellas personas que estén en contra, pero los representantes del pueblo se deben asesorar y votar a favor de la población. Dejemos de hablar incoherencias y pongamos centros de interrupción de embarazos en los hospitales y centros de salud. De esta manera en algunos casos podremos salvar las dos vidas y en otros se realizará la interrupción de manera segura y gratuita. En la mayoría de las situaciones, ni el ginecólogo lo hace, ya que el tratamiento es medicamentoso. Pero sino está la ley, no todas tienen acceso al mismo ya que el Misoprostol sale casi 3000 pesos”, relató la profesional de la salud.

Falta muy poco para el 8 de agosto, día que se comenzará a tratar en el senado el proyecto con media sanción de Diputados. “Llevemos a cabo la ley y en algunos casos salvaremos las dos vidas, en otras una, pero no como ahora que no se salva ninguna. Me costó mucho el proceso de desconstrucción como médica, fue traumático pero pude conseguirlo mediante un trabajo intelectual y psicológico”.

El cambio también provendrá de los encargados de la formación de los profesionales, “la  facultad tiene una fuerte mirada machista donde la mujer es considerada un reservorio y no tiene derecho a decir nada. Comprendo a las personas que piensan diferente, porque estuve del otro lado, pero lo que les pido es que traten de hacer esa desconstrucción para que salvemos a las personas. El dedito acusador es muy fácil utilizarlo cuando uno no está atravesando ese problema”, concluyó la ginecóloga Cecilia Ousset.

Foto: gentileza Silvina Estévez