Es italiana, tiene 91 años y emprendió una caminata desde San Miguel de Tucumán hasta Luján con el propósito de cumplir una promesa en la Basílica de esa ciudad bonaerense.

Emma Moronsini le va a pedir a la Virgen de Luján «por los jóvenes y la paz del mundo”. Me decían que no podía hacerlo porque voy sola y estoy muy anciana; y por la inseguridad y la droga, pero en el camino sólo encontré amistad y buena voluntad de la gente”, señaló Emma a la gente que hace pocos días la recibió en la ciudad cordobesa de Bell Ville.

Al llegar a esta localidad, un grupo de vecinos le dio la bienvenida y la acompañó hasta el Cuerpo de Bomberos Voluntarios, donde se prestó al diálogo con los medios de prensa. “Soy feliz caminando”, dijo, “y es una muy buena causa la que me impulsa a seguir adelante”.

En su valija (que es trasladada por un carrito) lleva pan, agua y leche en polvo. Con eso se mantiene activa y fuerte.

Desde allí (Bell Ville), “y con una sonrisa deja una sensación de paz interior, que fortifica y llena de ganas de vivir y de seguir adelante”, como dijeron los vecinos, a hora muy temprana siguió hacia Luján.

Emma no tiene familia y su casa está en Castiglione delle Stiviere, en la provincia de Mantua, en el norte de Italia. Ya realizó caminatas como esta por Polonia, Israel, México y Brasil. Siempre de a pie y llevando solamente una valija y un paraguas en su carrito de dos ruedas.

“Soy feliz caminando”, afirma esta mujer que todos los días sale a la ruta a las 6 de la mañana y camina cuatro o cinco horas por la banquina de la ruta nacional 9. El resto del día descansa.

Pese a que el año pasado sufrió un accidente automovilístico que le afectó una pierna, su ritmo al andar es muy veloz, no solo para su edad sino hasta para algunos jóvenes. “Los médicos me dijeron que no iba a poder seguir caminando, sin embargo estoy aquí”, destacó la caminante en diálogo con La Voz del Interior.

“Es un sacrificio para la Virgen por la paz en el mundo, la juventud y por todas esas familias que hoy están divididas. Muchos están separados, algunos conviven pero no son esposos, o no tienen hijos. Es muy triste”, comenta la caminante quien además, agregó que no pensaba recibir tanto cariño de la gente.

Una vez que llegue a Buenos Aires, ya tiene el pasaje en avión hacia Milán y espera poder cumplir otro de sus sueños, que es conocer al Papa Francisco. “El Papa tiene una responsabilidad enorme sobre sus hombros, que es guiar a todos los hombres hacia el buen camino. Pasan muchas cosas malas en el mundo y tenemos que volver a la buena senda”, detalló esta enorme mujer.