Por Carlos Duclos

La humanidad, no cabe duda, camina de la mano de ciertos dirigentes (que no pueden ser calificados de líderes) hacia un destino aciago. Ciertas potencias, y mejor aún ciertos poderes ocultos que dirigen a las potencia en cuestión, están ocupadas no en el bienestar del ser humano, sino en la consecución de poder y dinero y no escatiman nada en función de ello, aun cuando ese accionar signifique la muerte.

Un cable de noticias fechado hoy en Francia informa lo que sigue: “Francia y Gran Bretaña van a invertir más de 2.000 millones de euros en un programa común de fabricación de drones de combate, según una declaración sobre defensa firmada el jueves en una cumbre franco-británica en Amiens (norte de Francia)».

Ese programa, «el más avanzado de Europa, estará centrado en una plataforma de drones polivalentes que podrían servir de base a una futura capacidad operacional más allá de 2030», indica el texto firmado por el presidente François Hollande y el primer ministro inglés David Cameron. «Prevemos invertir más de 2.000 millones de euros en este programa, con un balance técnico hacia 2020», agrega.

Es decir, las potencias no piensan en la paz y en todo caso las palabras y declaraciones que se hacen en ese sentido son sólo retórica, pero la realidad es otra.

La realidad es que mientras un programa de semejante envergadura se prepara para una guerra, cientos de miles de personas mueren de hambre en el mundo y tantas otras apenas si sobreviven en las mismas condiciones que esos esqueletos caminantes de los campos de exterminio nazi, de los que habló Primo Levi (prisionero) en su obra “Si esto es un hombre”.

Prisioneros enviados a matar por los nazis con la indiferencia o complacencia, y aun manipulación, de los mismos poderes que hoy manipulan a las grandes potencias.

De otras formas, con otras características, los campos de exterminio prosiguen y son millones los prisioneros condenados a una vida indigna, cuando no a la muerte, y millones aquellos que se suponen libres, pero que están esclavizados a merced de estos poderes.

La información sobre la construcción de drones para la guerra con una inversión de 2.000 millones de euros, es apenas una insignificancia, debe decirse, en el presupuesto dedicado a la fabricación de armas.

La guerra, la muerte, lamentablemente, sigue siendo un fenomenal negocio. Brutal, homicida, pero negocio.