En 1952, Estados Unidos padeció el peor brote de polio de su historia y la National Flood Insurance Program (NFIP) se vio bajo muchísima presión para producir una vacuna. Fue ese mismo año que Jonas Salk desarrolló una vacuna a base de virus muertos, que un año después se convertiría en  «el mayor experimento de salud pública de todos los tiempos».

En una entrevista con el famoso periodista de la cadena CBS Ed Murrow, Salk destacó que su vacuna había sido en realidad un logro colectivo.

Consultado sobre a quién pertenecía la patente de la vacuna respondió: «Yo diría que a la gente. No hay patente. ¿Podrías patentar el Sol?».

«Es un día maravilloso para el mundo. Un día en el que se ha hecho historia», anunció la vocera del Departamento de Salud.

¿Cómo se implementó?

Con financiación de la NFIP, se decidió -no sin controversia- usar como sujetos de prueba a niños de un instituto psiquiátrico de Pensilvania. Las pruebas fueron exitosas.

El paso siguiente fue hacer una prueba más numerosa. La NFIP contactó con cientos de miles de familias para reclutar voluntarios. El 90% de los consultados dieron su autorización para que sus hijos fueran «pioneros» de la vacuna.

Se lo llamó «el mayor experimento de salud pública de todos los tiempos» e involucró a 1.5 millones de niños.

Un año después, desde la Universidad de Michigan, se anunció que los resultados de la prueba habían sido un éxito y que la vacuna era segura y efectiva.

 

Cómo la enfermedad de un presidente de Estados Unidos llevó a la creación de la vacuna contra la polio