El debate por la ley de despenalización del aborto atravesó de manera notable y profunda no sólo al movimiento feminista, sino también a toda una sociedad que hoy parece estar cambiando.

La discusión por el derecho a decidir,  trajo aparejada muchas situaciones de opresión del sistema patriarcal en el cual vivimos. Las discusiones se dan en todos los ámbitos, el trabajo, la pareja, la familia, el amor, y en todo lugar donde nos encuentre interactuando con un otro.

Conclusión dialogó con Tania Corsetti que desde su perspectiva antropológica social, analizó algunos puntos de este movimiento que no para de crecer. “Las mujeres luchamos todos los días, en todos los ámbitos, pero este año sin dudas estuvo centrado en el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Si bien esta lucha en la Argentina se está dando desde la vuelta a la democracia, ha generado consecuencias en todos los ámbitos, ya sea en lo político o sociocultural”.

“Este año se ha logrado gracias a este movimiento que muchas mujeres hagan política. Las jovencitas y los jóvenes encontraron por primera vez una manera, por fuera de las instituciones, un canal para transformar la sociedad. Este año el feminismo ha logrado enriquecer la participación ciudadana de gran parte de la población”.

En torno a lo sociocultural se dieron grandes cambios, “transformaciones que se visibilizaron en forma masiva y que tienen que ver con pensar nuevas maneras de ser varón y mujer, y a su vez cómo nos vinculamos”, relató Corsetti.

En torno a la participación de los hombres en esta trasformación y proceso de deconstrucción, la antropóloga fue tajante: “Es importante que como movimiento no reproduzcamos los valores patriarcales, pero a la inversa, porque ese no es la finalidad del feminismo. Tenemos que estar alertas, más allá de que el movimiento es heterogéneo y existen contradicciones como en todo movimiento social, en general no nos hace bien que sea sólo de mujeres. Hay muchos varones que están en proceso de deconstrucción y que por ejemplo desean ver a las mujeres como personas y no como objetos sexuales”, concluyó.