A Eduardo Groh Riemersma lo conocen como “El Polaco” y es oriundo de Santiago del Estero, la ciudad más antigua del país, donde ejerce la solidaridad con el amigo más antiguo del hombre: el perro. El Polaco lleva adelante El Montecito de los Canichones, una ONG que rescata, rehabilita y cuida a perros que han sido maltratados y abandonados en las calles.

“Nuestro objetivo es rescatar, ayudar y cambiar la vida de cuantos Canichones nos sea posible y en el mejor de los casos encontrarles un hogar y una familia que los quiera para siempre”, expresa la organización en su sitio web oficial, al definir el marco moral con el que se realizan las tareas en el Montecito, y agregan que “También tenemos el objetivo de concientizar sobre el maltrato animal y el cuidado de ellos”.

El Montecito tiene entre 500 y 600 perros acogidos en un ambiente completamente natural y amplio que emula un monte santiagueño, donde los perros pueden correr, jugar y sanar “en cuerpo y en espíritu”. La organización rescata, ante todo, perros abandonados, con problemas de salud o con alguna discapacidad motriz o sensorial. Al momento de ser rescatados, Groh Riemersma traslada a los canes a una veterinaria asociada al refugio para la revisión y atención médica del animal y su posterior sanación.

“El pensamiento general es que armas un campito, pones unos perritos y ya está, tenés un refugio. Pero tener un refugio va mil veces más allá de eso”, dijo Groh Riemersma, fundador y director del refugio, en el documental Invisibles Nunca Más, y agregó: “La contención, el amor, la sanidad, la comida, la limpieza, el lugar, los cuidados. Nosotros no tenemos feriados, acá se labura todos los días desde que empezó”.

El Montecito funciona desde hace 20 años, en los cuales han rescatado a más de 4200 perros, los que una vez atendidos y dados de alta por el servicio veterinario, son dados en adopción. El sitio oficial destaca que se requieren 6000 kilos de alimento balanceado al mes para poder dar de comer y brindar un espacio de contención, de juego, con bateas de agua limpias y con alimento que se renuevan a diario, hasta incluso un canil con suelo adaptado para los animales que tienen una discapacidad motriz y así no se lastimen al movilizarse. Los canes duermen en “cientos de cuchas” armadas con madera para su resguardo, cuatro galpones con techo para que se protejan de la lluvia, dos represas y una pileta para que los perros puedan refrescarse.  

“Todo está pensado para el bienestar de ellos. Los perros sanan porque saben que los queremos, porque saben que los cuidamos, porque tienen comida de la mejor, porque la medicación es excelente y porque en la veterinaria se los atiende de forma increíble”, expresó “El Polaco”, y agregó: “Despues de eso, vienen a Narnia”, el nombre del campo donde funciona el Montecito, “y acá en Narnia tienen mucho amor, contención. Lo que nunca les dieron, capaz. Aquí no se los descarta”.

La organización se financia, entre otros medios, a partir de donaciones que son realizadas por la comunidad en general, tanto en Santiago del Estero como también por personas que colaboran a través de billeteras virtuales o transferencias bancarias. La página web de Montecito de los Canichones tiene los datos bancarios para todo aquel que quiera colaborar o revisar los balances contables de la organización.