En su mensaje navideño, el papa Francisco pidió hoy «paz y concordia» para el mundo y bregó para que las autoridades políticas puedan «pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos».

El Sumo Pontífice hizo una suerte de repaso de algunos de los conflictos internacionales más destacados y exhortó a los líderes mundiales a que contribuyan para resolver esas situaciones: Israel y Palestina; Siria; Afganistán; Irak; Yemén; Ucrania; El Líbano; Myanmar; y Etiopía.

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«En el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos», sostuvo el Santo Padre.

Y agregó: «Vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones. Parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos. Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas».

«Al Señor pidámosle la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica», subrayó Francisco, quien en su discurso pidió que Cristo ayude «a las autoridades políticas a pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos».

Al referirse a su región natal, bregó para que «en los corazones de los pueblos del continente americano prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos».

Y añadió: «Niño de Belén, permite que los prisioneros de guerra, civiles y militares, de los conflictos recientes, y quienes están encarcelados por razones políticas puedan volver pronto a sus hogares. No nos dejes indiferentes ante el drama de los emigrantes, de los desplazados y de los refugiados».

En su mensaje navideño, el Papa también habló sobre el impacto que sigue generando la pandemia de coronavirus en todo el mundo y aseguró que el Covid-19 «pone a prueba la capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar».

«Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres», manifestó en su plegaria.

Y concluyó: «Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque «un niño nos ha nacido» (Is 9,5). Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas. Oh, Cristo, nacido por nosotros, enséñanos a caminar contigo por los senderos de la paz. ¡Feliz Navidad a todos!».