La caída de un avión argentino en el río de La Plata frente a las costas de la ciudad uruguaya de Carmelo, ocurrida en mayo de 2014 con un saldo de cinco víctimas fatales, se produjo por una «falla humana», según un informe oficial del país vecino en el que también se infirió que el piloto consumió cocaína y alcohol.

Así lo indica la Fuerza Aérea de Uruguay tras un informe de 56 páginas en torno al evento elaborado por la Comisión Investigadora de Accidentes e Incidentes de Aviación (CIAIA), del Ministerio de Defensa del vecino país.

El informe se conoció a pocos días del accidente aéreo ocurrido el jueves pasado, el cual fue protagonizado por un avión argentino cerca de la ciudad de Punta del Este, también en Uruguay, el cual tuvo un saldo trágico de diez víctimas fatales y cuyas causas aún eran motivo de investigación.

El trágico accidente de Carmelo ocurrió el 27 de mayo de 2014 en el islote «El Matón», frente a las costas de Carmelo cuando el avión perteneciente a The King Air, fabricado por la empresa Beechcraft, que había salido de San Fernando se estrelló y murieron el piloto, además de los cuatro pasajeros, todos ellos directivos de distintas empresas.

El avión pertenecía al dueño de la firma textil argentina Kosiuko, Fernando Bonomi. En el sinistro se produjo la muerte del piloto Leandro Larriera; Gustavo Fosco, de 53 años y director de comunicaciones de la firma Renault; Fernando Sánchez, de 45 y jefe de prensa de esa compañía; Facundo Alecha, de 41 años y director de la firma Royal Canin, y Fernando Lonigro, de 44 años, gerente de TTS viajes.

En el informe conocido a través de medios uruguayos se indica que no hay intención de determinar «la culpa» sino de «prevenir futuros accidentes».

También se señala que «los factores humanos y operacionales tuvieron una incidencia directa en el desarrollo del accidente, donde la complacencia y el exceso de confianza jugaron un rol importante, motivados a su vez por la ingesta de sustancias prohibidas antes del vuelo por parte del piloto al mando».

De acuerdo con el informe, «se sugiere que el piloto al mando, consumió cocaína en las 24 horas antes de su fallecimiento. Se desconoce si la última dosis de cocaína fue con alcohol, pero que sí ha existido un consumo simultáneo de alcohol y cocaína».

Se indica que Larriera «inició el vuelo bajo los efectos de sustancias prohibidas, que afectan directamente el juicio profesional para una adecuada toma de decisiones, como así también su capacidad para percibir peligros y evaluar riesgos». Se alega también que hubo fallas «en la toma de decisión al no regresar al aeródromo de partida o a la alternativa, ante la presencia de condiciones meteorológicas adversas en el aeródromo de destino».

Además, se puso en tela de juicio «la decisión al continuar intencionalmente una aproximación (VFR) al aeródromo de destino, cuyas condiciones meteorológicas eran marginales (IMC), no respetando altitudes mínimas de operación, ni las mínimas meteorológicas para aeródromos».