Cada 15 de mayo se conmemora a nivel mundial el Día de la Familia. Si bien el concepto tradicional de la misma ha mutado con el paso del tiempo, sin importar como sea su conformación, podemos decir que las familias cumplen un papel fundamental en torno a la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños, niñas y jóvenes.

En las últimas décadas han evolucionado, y se pueden observar familias muy diversas que invitan a deconstruir conceptos arraigados al deber ser de las mismas. En este contexto, el Día Internacional de las Familias da la oportunidad de reconocer, identificar y analizar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan a su desarrollo y evolución. Por este motivo, para celebrar este día se organizan actividades, tales como talleres, conferencias, programas de radio y televisión, entre otros, con el objetivo de fomentar y favorecer el mantenimiento y la mejora de la unidad familiar.

En la década de los ochenta, las Naciones Unidas comenzaron a centrarse en temas relacionados con la familia. En 1983, siguiendo las recomendaciones del Consejo Económico y Social, la Comisión de Desarrollo Social, a través de su resolución 1983/23 sobre la función de la familia en el proceso de desarrollo, pidió al Secretario General que promoviera «entre los encargados de adoptar decisiones y el público una mayor conciencia de los problemas y las necesidades de la familia, así como de las formas eficaces de satisfacer dichas necesidades».

Más tarde el Consejo, en su resolución 1985/29, pidió a la Asamblea General que considerara la posibilidad de incluir en su programa provisional para el cuadragésimo primero periodo de sesiones el tema titulado «Las familias en el proceso de desarrollo», con la idea de pedir al Secretario General que iniciase un proceso para crear conciencia sobre este asunto entre los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, y la opinión pública.

Finalmente, en su resolución 44/82 el 9 de diciembre de 1989, la Asamblea General proclamó el Año Internacional de la Familia. Más tarde, en 1993, con la resolución A/RES/47/237, decidió celebrar el Día Internacional de la Familia cada 15 de mayo, con el fin de dar a conocer la cuestiones relativas a las familias y reflexionar acerca de cómo les afectan los procesos sociales, económicos y demográficos.

El impacto del COVID-19 en las familias

La asamblea General de Naciones Unidas destacó durante la pandemia, que la misma, además de tener consecuencias negativas directas e indirectas en la salud, probablemente arrastrará a muchas familias a la pobreza: entre 88 y 115 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema y otros 150 millones de niños podrían verse abocados a una pobreza multidimensional, según datos de acceso
a la educación, la atención de la salud, la vivienda, la nutrición y el saneamiento. Los estudios preliminares de los efectos sanitarios indirectos de la COVID-19 en, por ejemplo, el acceso a servicios de salud ordinarios y urgentes, indican que las madres y los niños de los países de bajos ingresos son los grupos más expuestos y se prevé que las perturbaciones de los sistemas de salud y la disminución del acceso a los alimentos causarán más muertes de madres y menores de 5 años.

Aunque todavía se desconoce hasta qué punto ha aumentado el riesgo de exposición de los niños a la violencia durante la pandemia de COVID-19, en algunos países se ha registrado un aumento de los casos denunciados de niños que sufren violencia en el hogar. Además, el uso de Internet para el aprendizaje a distancia tiende a aumentar la exposición de los niños al ciberacoso, los comportamientos arriesgados en la Red y los depredadores en línea. Como se indicó anteriormente, algunos de los factores del aumento de los riesgos de violencia contra los niños durante la pandemia son el estrés y la tensión de los padres y el hecho de que los niños pasen más tiempo en el hogar.

En lo que respecta a la violencia contra la mujer, datos recientes muestran que las llamadas a teléfonos de asistencia en casos de violencia doméstica aumentaron en muchos países desde el brote de COVID-19, y la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU-Mujeres) han advertido de que hubo una pandemia de violencia doméstica en la sombra.