El 28 de julio de 2010 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas reconoció el derecho humano a consumir agua limpia. Según la ONU, “el tratamiento integral de los desechos urbanos es esencial para la realización de todos los derechos humanos”.

A 12 años de la proclamación de la ONU, Conclusión dialogó con Aníbal Faccendini, titular de la Cátedra del Agua de Rosario quien dijo consideró que, si bien se trata de un día de celebración, esa alegría conlleva también “compromiso de lucha y resistencia por la justicia social ambiental”.

Y señaló que actualmente hay 2.100.000 de personas que no acceden al agua potable y 4.200.000 que no aceden al saneamiento en el mundo.

 

En tanto, en América latina hay 100 millones de personas que no acceden al saneamiento y 70 millones al agua potable.

Respecto del compromiso del usuario en cuanto a las buenas prácticas, Faccendini dijo que “se debe tener una actitud de consumo solidario y responsable, y saber que cuando dejamos una canilla abierta no solo perjudicamos al ambiente, sino también dentro de ese ambiente a otra persona que no puede acceder al agua potable por el derroche que hace otro”.

“Se debe lograr junto con el Estado, que si bien trabaja es necesario que lo haga más, que el agua llegue a todos y no haya agua de primera para los sectores económicos pudientes y un agua de segunda para los pobres e indigentes. El agua tiene que ser una, saludable, segura y que permita que la gente pueda acceder sin encontrarnos con que en los centros de las ciudades las personas acceden sin problemas al agua potable, mientras que en la periferia no, lo que es una constante”, destacó.