Por Gisela Gentile

“Dar la teta”. Tres palabras que forman una frase potente, que engloba una mezcla de sensaciones y experiencias encontradas. Amor, instinto, alegría, desilusión, placer, cansancio, tristeza, enamoramiento, sabiduría, mitos, prejuicios y un sinfín de palabras más que podrían aparecer y resonarían de distinta manera según qué mujer las lea.

Es que la lactancia es una experiencia muy personal, ligada principalmente al deseo de querer amamantar, y de allí la importancia de tomar esa decisión con la información correspondiente. La leche humana es el mejor alimento para la cría, ese amor líquido que brota de los pechos, es sin dudas el alimento ideal para ese bebé y para una mamá que encontrará beneficios para su propio cuerpo también.

Ser conscientes de los beneficios de la lactancia materna nos empoderará y nos hará libres de elegir qué queremos hacer. Podemos amamantar sabiendo que no será una tarea fácil, que nos demandará un cansancio físico y necesitaremos del sostén del entorno para poder hacerlo el tiempo que lo deseemos. O nos llevará también a decidir que no queremos hacerlo, porque de eso se trata, de poder decidir y nos juzgar a otras mujeres que van por otro camino.

El prejuicio aparece una y otra vez en lactancia. Desde mitos que se van pasando de generación en generación, arrastrando vetustos datos que lejos están de la realidad, hasta miradas y consejos poco asertivos, que solo aportan inseguridad a esa mamá en proceso de querer lactar.

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Una medicina hegemónica, que se nutre de manuales antiguos y que en muchas oportunidades elige a grandes monopolios de la industria alimenticia, poniendo en peligro la lactancia materna. Porque si bien en muchas oportunidades la leche de fórmula es la primera aliada para cubrir necesidades específicas de bebés que la necesitan, también en muchos casos es indicada erróneamente, desalentando la continuidad de la leche materna.

La eterna y repetida apreciación de que los bebés se quedan con hambre, percentiles de crecimiento hechos en base a leche de fórmula, y otras tantas situaciones, podrán aparecer como trabas, desde la medicina, hacia las mamás que intentan lograr y sostener una lactancia. Porque a lo largo del camino nos encontraremos con las experiencias de otras tantas mujeres, que seguramente no serán las nuestras. Por lo cual solo nos salvará la información, tanto para querer amamantar y poder sostenerlo en el tiempo, como para las que decidan transitar otros caminos.

Somos muchas las madres que decidimos amamantar y pudimos sostener ese deseo con el apoyo de nuestro entorno y de una red de mujeres que están transitando el mismo camino, con la clara convicción de forjar nuevas maternidades. Donde prime el deseo y las ganas de cambiar patrones de comportamientos de una sociedad opresora. Porque las madres también podemos ser feministas y aunque muchas veces se nos quiera solapar, estamos allí, poniendo una vez más el cuerpo y el deseo.

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Por ello, en el mes de la lactancia sería interesante poder pensarla como un espacio de reflexión, donde podamos realmente saber la cantidad de beneficios de la misma, pero no llevarlo al terreno del fundamentalismo. Es allí donde perdemos de vista a otras mujeres que han decidido ir por otros caminos, que seguramente estarán plagados de mucho amor también. Es necesario que no se juzgue, ni de un lado, ni del otro, y que prime la información para que podamos transmitirla sin herir a la otra.

Juntas es mejor

El lema elegido este año fue «Proteger la lactancia materna: una responsabilidad compartida». Allí radica la importancia de informar y sostener los procesos. Ana Laura Toloza es puericultura, desde su profesión y con mucho amor, intenta día a día derribar viejas construcciones e intentar que la lactancia sea percibida como una situación placentera, aunque por momentos también se puedan dar situaciones de cansancio, dolor o desazón. “Tenemos que tratar de erradicar esa mirada crítica y juiciosa. Esa que apunta sobre la que da la teta, la que lo hace a libre demanda, en el lugar donde decida darla, y hasta la edad que considere hacerlo. Y por el otro lado, una mamá que decide no amamantar no deberá ser culpabilizada por no poder, o no querer”.

Cada mujer puede pensar, sentir y decidir de diferente manera, lo que no puede ocurrir es que exista una cultura de la desinformación. “No existe nada que pueda igualar a la leche materna, y creo que deberíamos ser más empáticas entre nosotras. Considero indispensable ofrecer apoyo a aquella mujer que quiera seguir amamantando. Brindar información amorosa y de manera certera para poder tomar la mejor decisión que nosotras consideremos en ese momento. Si con información y todo, la decisión de esa mujer es dar fórmula, hay que respetar esas decisiones. Lo que no me parece acertado es cuando se elige la leche de fórmula, por miedo o desinformación”.

Hacernos cargos de las decisiones que tomamos será un gran paso para dejar de lado esa mirada controladora y prejuiciosa. “Son muy pocos los casos en los que una mamá pueda tener poca leche o pasar por alguna situación particular de mucho sufrimiento, pero para estos casos y otros, siempre digo que es mucho mejor dar una mamadera con amor que una teta cargada de sentimientos negativos. Recuerdo un caso muy puntual, en donde una mamá no podía amamantar porque esa situación la llevaba a revivir un abuso que había sufrido, pero poder exteriorizarlo no fue sencillo para ella, y en el camino tuvo que sufrir situaciones desagradables y poco felices, por ello en ese caso por ejemplo, bienvenida la fórmula”.

La lactancia materna será significativa tanto para la mamá y el bebé que a futuro tendrán grandes beneficios en torno a su salud integral. Aquí radica la importancia de que los médicos estén informados y sepan derivar cuando la situación los exceda. “Hace poquito trabajé mucho con una mamá que perdió un pecho producto de un cáncer, ella me pudo transmitir como le costó que la apoyaran en su decisión de amamantar, desde el obstetra hasta las enfermeras que le decían una y otra vez que con una sola teta no iba a poder. Y sin embargo debo decir que sí se puede, entonces allí es donde debemos reflexionar en torno a la lactancia. Siempre desde mis espacios promoveré la lactancia materna, porque he estudiado sobre lo que la misma significa, por ello apoyamos, pero no juzgamos”, concluyó.