Las exportaciones cayeron un 17% en 2015 respecto a 2014, y los empresarios del sector creen necesario implementar una «estrategia nacional exportadora» para lograr el «desarrollo sostenible», consideró el presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) Enrique Mantilla.

«Estimamos que las exportaciones de 2015 fueron menores en un 17% respecto de 2014. Para 2016, los riesgos para el crecimiento de las exportaciones están sesgados a la baja«, sostuvo el dirigente.

Mantilla evaluó que, para este año, «no se vislumbran indicios de una reversión de la fase bajista de las cotizaciones de las commodities. Y el modesto crecimiento de Estados Unidos y la Unión Europea ahora se conjuga con una desaceleración de la economía de China y con una erosión del mercado de Latinoamérica, en especial, Venezuela y Brasil».

«Todo ésto resta impulso a la demanda real para las exportaciones. Asimismo, la divergencia en las políticas monetarias en los Estados Unidos y en la zona del Euro apuntala una sostenida apreciación del dólar que podría acentuar las presiones deflacionarias», añadió.

A su criterio, frente a este panorama, en el país hay que «reordenar variables claves, pero también se necesita con urgencia implementar políticas de promoción y facilitación comercial, que contribuyan a revertir la tendencia y a impulsar la diversificación comercial y definir una estrategia nacional exportadora».

En relación al pronóstico de las exportaciones para 2016, el empresario consideró: «los puntos positivos surgen del stock de cosecha que se comercializaría con el nuevo marco generado y la mejora de competitividad que se logre. Un número preliminar es de ventas superiores a los 61,5 mil millones de dólares».

En este marco, Mantilla elogió varias de las medidas que tomó el Gobierno: a su criterio, la Casa Rosada «ha comenzado a realizar un giro estratégico, al anunciar medidas como la supresión de los derechos de exportación para todos los sectores y una reducción a 30% del derecho de exportación a la soja».

«Cumplió con lo resuelto en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y reemplazó el sistema de DJAI con un mecanismo de licencias no automáticas para 1.400 posiciones arancelarias y 17.600 posiciones tienen licencias automáticas. Levantó el cepo cambiario y paso a un sistema de flotación con intervenciones. Y comenzó a normalizar las relaciones internacionales derogando la disposición que prohíbe los trasbordos de las exportaciones argentinas por puertos uruguayos», resaltó.

A su criterio, «una particularidad es que el plan (de Gobierno) se va anunciando de manera descentralizada y secuencial. Por lo tanto, si bien la dirección del giro estratégico es adecuada, en esta etapa hay que escuchar, para después ordenar. El punto de partida es extremadamente difícil y los problemas de coordinación, relevantes; pero el rumbo es correcto».

«Teniendo en cuenta además, que dada nuestra estructura productiva, la elasticidad ingreso de las importaciones es mayor que la de las exportaciones, la necesidad de contar con dólares para crecer es un imperativo», añadió.

Para Mantilla, «es obvio que, en este cuadro de situación, es necesario implementar una estrategia nacional exportadora como base del desarrollo sostenible. Y este giro estratégico requiere aumentar la competitividad que es una conjunción entre productividad y costos internos, a lo que hay que agregar la consolidación de acceso a los mercados con negociaciones comerciales y técnicas de alta calidad».

Por otra parte, el jefe de la CERA consideró que el acuerdo alcanzado en la última reunión ministerial del a OMC en Nairobi (Kenia) en diciembre de 2015, relacionado con la eliminación de los subsidios a las exportaciones de productos agrícolas, «es clave para el comercio mundial y es algo que la Argentina venía exigiendo desde hace décadas».

En ese sentido, comentó: «Si bien la eliminación de estos subsidios, considerados los más dañinos por su efecto distorsivo para el comercio internacional, había sido acordada para 2013 (según la Declaración Ministerial de Hong Kong de 2005), en Naorobi se acordó que los países desarrollados eliminarán sus subsidios a la exportación de bienes agrícolas en forma inmediata, mientras los países en desarrollo deberán hacer lo propio para finales de 2018».

«Si bien esto es un hecho sumamente importante, junto a otros logros alcanzados en el pilar de competencia de las exportaciones, donde se adoptaron disciplinas más estrictas para los créditos a las exportaciones, las empresas estatales y la ayuda alimentaria internacional; queda la incertidumbre respecto a qué es lo que sucederá con el resto de los temas de la Ronda de Doha», enfatizó.

Por último, dijo que «los negociadores han confirmado que las negociaciones continuarán en dos disciplinas que preocupan a los países exportadores netos de alimentos: la implementación de un Mecanismo de Salvaguardia Especial (MSE), exigido por un grupo de países en desarrollo denominado G-33 y liderado por China e India, y del cual nuestro país tiene serios reparos».

«El otro tema que explícitamente deberá ser negociado es una solución permanente para la constitución de existencias públicas con fines de seguridad alimentaria demandado por la India», concluyó Mantilla.