En una entrega especial para Conclusión, Magno Producciones trae una historia de esas ocultas en algún rincón de la ciudad, en sus entrañas, y que suelen escapar al viscachazo rápido del lector de titulares en el pajar cotidiano.

Para entender esa Rosario profunda, en esta ocasión aprovechando también un nuevo aniversario del cobarde asesinato por la espalda del poeta y escritor Federico García Lorca a manos de la Guardia Civil española, presentan al músico y actor rosarino Atilio Basaldella, uno de tantos buenos artistas que tiene nuestra plaza, de esos que buscan conmoverse cada vez y en tren creativo dejar fluir la historia en formato belleza.

Junto a su banda, “Los Alimonados”, además de sonar bien y reunir cualidades que podrían bien atribuirse al virtuosismo, lograron en un trabajo como “Atilio y los Alimonados: Cantan Lorca” un vuelo y una emotividad que lo mantiene a uno expectante durante todo el álbum. Y en sus presentaciones en vivo, a flor de piel, pareciera evocarse y repetirse cada vez.

Atilio abre las puertas de su casa para compartir unos mates y conversar, de qué, de sus proyectos, de los Alimonados, de la ciudad, de sus referentes, probablemente desconocidos para la mayoría, pero imprescindibles para Rosario. Este brillante y tenaz ensamble que lleva como frente a nuestro entrevistado se anima, y con buen augurio, a interpretar poemas de Federico García Lorca, no sólo conteniendo las líricas del mítico poeta español con músicas sino también asumiendo su encarnadura emotiva.

El año 2011 vio la génesis de Cantan Lorca, que para 2013 se transformó en el segundo álbum de Atilio (primero ¿y único?, con los Alimonados), y además en uno de los discos de antología que Rosario vio nacer esta década. Posiblemente lo sea, entre otras cosas, porque logra disimular, no con vergüenza sino con virtud, lo difícil que es interpretar poesías o líricas ajenas, de hace casi un siglo, y que parezca un álbum enteramente de autor. Con la sangre en las canciones. El mismo artista lo atribuirá, humildad mediante, a la calidad del poeta encarnado, y a que “además él era músico”.

Lo que el arte despierta

Muchas veces se habla de lo que generan los artistas, en general con algún criterio noticioso que siempre vuelve a lo masivo más espectacular. Sin desmerecer eso, aquí citamos un ejemplo distinto, pero de ninguna manera menos potente, del poder inspirador de una obra. Es el caso del siguiente poema escrito por alguien conmovido por esta obra.

El limonado

Y vino el mundo a  tratar de quitarle las ganas de crear, de embellecerlo, de pintar de alegres colores sus muros

Recorrió 14600 caminos,

supo tener varios maestros , escuchó a cada uno , charló con ellos.

Entre mates y cigarrillos, un duende pasa entre sus pies, trepa hasta su oreja y le susurra una canción.

Pasaron los días y le pidió a su madre ser de plata, pero tuvo frío y se arrepintió.

Tuvo que escoger y esta vez  de verdad, pensó en seguir siendo él mismo y sin razón alguna escogió las manzanas verdes

y no las manzanas rosadas.

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