Por Alejandro Maidana

El muralismo es un movimiento artístico de carácter indigenista que surge tras la Revolución Mexicana de 1910 de acuerdo con un programa destinado a socializar el arte, y que rechaza la pintura tradicional de caballete, así como cualquier otra obra procedente de los círculos intelectuales.

El impulsor de este movimiento fue José Vasconcelos, filósofo y primer secretario de Educación Pública de México quien, tras la Revolución, pidió a un grupo de artistas jóvenes revolucionarios que plasmaran en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria de la ciudad de México la imagen de la voluntad nacional.

Sin duda alguna esta expresión revolucionaria, y por ende desprejuiciada, siguió su avance constante con la idea suprema de derrumbar los límites de lo prohibido. Hoy en nuestro país se puede disfrutar de manera muy explícita, el maravilloso trabajo de aquellas y aquellos que empuñando un pincel cargado de bravura y consciencia, buscan transformar los días de los incrédulos, de los apabullados, de los que quieren despertar y no encuentran como.

Rodolfo “Mono” Saavedra camina por las calles de la ciudad de Rosario con su habitual perfil bajo, se pierde entre la muchedumbre de una Babilonia ombliguista, pero nunca se aparta de su objetivo, dar con una pared que pueda convertirse en una de sus obras.

“A través de la pintura busco sacar ese grito contenido que no puede expresarse en otro lado, que está prohibido, es por eso que las paredes son la apropiación de todos los sentimientos”, sostiene Saavedra.

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De hablar cansino pero seguro, el “Mono” se empapó de esta pasión  al calor de una gran obra de la inmensa Brigada chilena Ramona Parra. “La pintura es política, y más aún el arte urbano. En lo particular me reconozco como pintor desde que me tocó presenciar un hermoso trabajo realizado por la Brigada en Buenos Aires. Si bien desde siempre me gustó pintar, el impulso de lo que fue el virulento 2001 me terminó de fogonear para hoy no dejar de hacer gritar a las paredes”.

En esa marea humana de lucha, Rodolfo Saavedra participaba como uno más. “En ese proceso se profundizó mi decir en las paredes, cabe destacar que somos un grupo de artistas que participamos de un espacio denominado <Arte por libertad> y que abraza una mixtura muy interesante, el camino es colectivo.”

 

Las restricciones para el uso de los muros avanzan de manera poco equitativa, “lo abusivo de las publicidades institucionales y privadas, atentan contra el arte que busca abrirse paso más que nada en los barrios de la zona céntrica. Claramente esto responde a un doble mensaje, que los lugares de mayor tránsito no cuenten con espacios para que el pueblo pueda expresar lo que siente, no es azaroso”, concluyó Saavedra.