La FDA (Food and Drug Administration) confirmó la presencia de arsénico, un conocido químico cancerígeno,  en la carne de pollo estadounidense.  Todo comenzó hace más de 60 años cuando se le empezó a suministrar a las aves medicamentos veterinarios que contenían Roxarsone, un compuesto que contiene arsénico y que se usa para lograr un desarrollo más rápido del animal y así evitar enfermedades parasitarias.

Hasta antes de que se publicara este nuevo estudio, tanto la industria avícola como la FDA negaban que el arsénico que daban a los pollos terminaba concentrado en su carne.

La excusa es que todos hemos sido alimentados durante sesenta años y que el arsénico se excreta en las heces de pollo. Nunca hubo base científica para hacer tal afirmación; simplemente era lo que la industria avícola quería que todos creyeran.

Ahora, la evidencia es tan innegable que el fabricante del producto de alimentación de pollos conocido como Roxarsone decidió retirar el producto de los estantes. Curiosamente, el fabricante que estuvo poniendo arsénico en la alimentación de los pollos todos estos años es Pfizer, la misma compañía que fabrica las vacunas que contienen substancias químicas que se inyectan en los niños.

Técnicamente, los productores de Roxarsone son una subsidiaria de Pfizer, llamada Alpharma LLC. Aunque Alpharma acordó retirar la dosificación tóxica de los estantes en los Estados Unidos, dice que no necesariamente lo eliminará de los productos de alimentación para pollos que se venden en otros países (léase países en vías de desarrollo), a menos que sea obligado por los reguladores para hacerlo.

Scott Brown de la división de Desarrollo de Medicina Veterinaria de la Investigación y de Pfizer Animal Health, manifestó a las agencias noticiosas que la compañía también vende este ingrediente a una docena de otros países.