Por Alejandro Maidana

Nuevamente vuelven a ser noticia, si bien es preciso destacar que serán muy pocos los medios de comunicación que replicarán la crónica de un pueblo que viene soportando un sinfín de atropellos. El camino resiliente y estoico de un pueblo que lejos de bajar los brazos, se organiza para blandir el arma más poderosa con la cuenta, su dignidad.

En plena cuarentena y aislamiento social obligatorio, los que no toman distancia son los palos y el accionar racista de un Estado que parece no titubear a la hora de manifestar su violencia sobre la humanidad de los oprimidos. El pueblo Wichi viene siendo tapa de los diarios con bastante recurrencia, el hambre y la exclusión siguen empujando a los niños de distintas comunidades a una execrable muerte por desnutrición.

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Pero ¿por qué nos sensibiliza el triste destino de los pueblos y no su constante persecución? ¿Cuándo serán resarcidos sus derechos? Lo concreto y tangible es que en los distintos discursos políticos, las hermanas y hermanos originarios brillan por su ausencia. El avance del alambre empujado por una frontera sojera impiadosa, los sigue empujando a su extinción, y es allí donde el Estado se hace a un costado para acelerar el proceso.

Comunicado de < La Guardia Comunitaria «Whasek» Wichi>  del Chaco

Aquí está nuestra palabra, una vez más, palabra de bronca y rabia. Bronca que nace de ver, sufrir y sentir en nuestras comunidades los atropellos y la violencia por parte de las fuerzas de seguridad provinciales que en vez de protegernos nos maltrata, nos persigue, nos tortura y nos mata.

En la noche del jueves 2 de Abril, en el Paraje “Tartagal”, el cacique Mariano González junto con su familia fueron violentamente golpeados y maltratados por parte de la Policía de la Provincia de Chaco.

Sin ninguna razón, se hizo presente en el ranchito donde viven nuestros hermanos y con la excusa de estar buscando a un hijo del cacique que había agredido a un policía, (hecho que nunca existió), los levantaron a la fuerza, sacando a los niños de los pelos y de las orejas afuera de la casa, golpeando al cacique con un palo en la cabeza preguntándole donde estaba su hijo.

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A la mujer del cacique uno de los oficiales comenzó a ahorcarla con ambas manos contra una pared. Al sentir todos los ruidos y gritos, comenzaron a acercarse hermanos y hermanas a ver qué pasaba. La comunidad actuó en defensa del cacique y su familia, fue en ese momento que la policía intentando dominar la situación comenzó a tirar tiros con balas de plomo para todos lados, balas que por suerte esta vez no dieron con el cuerpo de ningún hermano o hermana.

Con total violencia y odio hacia nuestro pueblo vienen actuando las fuerzas de seguridad en la provincia. Este hecho sumamente grave se suma a muchos otros que vienen pasando en toda la provincia en donde se hace visible el odio y racismo que tienen hacia los pobres y hacia los pueblos originarios.

Con la excusa de la cuarentena, se está produciendo una persecución y ensañamiento con los jóvenes indígenas más que nada, una verdadera cacería de indígenas.

La policía se cree con la libertad de actuar como ellos quieren, violando los derechos que tenemos como ciudadanos que somos. Todo este accionar lo hacen con el permiso del gobierno provincial y la complicidad de los medios de comunicación.

Ante el pedido de la comunidad del paraje Tartagal, nos hicimos presentes como Guardia Whasek para acompañarlos porque se encontraban muy asustados por lo sucedido.

Hemos acompañado al Cacique a realizar la denuncia en la Fiscalía de Nueva Pompeya y también denunciamos lo sucedido en el Comité de prevención de la tortura de la provincia.

Esperamos que la justicia por una vez para los indígenas sea justa y actué de manera justa. Cuestión que no creemos, pero que lo intentamos.

Sabemos que poco y nada podemos esperar de quienes son cómplices de todos los atropellos que sufrimos como pueblo.

Esas leyes del papel que solo sirven para el que tiene poder político o plata, pero cuando el pobre, el marginado, el olvidado intenta conseguir alguito de justicia, nada logra, más que vueltas, mentiras y promesas que nunca conducen a nada.

Así han pasado los años y nunca se han resuelto injusticias que sufrimos, desapariciones, asesinatos, violencia por parte de criollos y de la policía.

Poco valemos como personas para aquellos que dicen ejercer la justicia.

Nuestros muertos mueren dos veces, condenados a morir y a ser olvidados por una justicia ausente y racista.

En todo este tiempo que venimos andando, este camino como Guardia Indígena Whasek nos fuimos dando cuenta que solo lograremos una verdadera y justa justicia organizándonos como pueblo, cuidándonos como pueblos, sin esperar nada de aquellos que profesan las leyes que desde hace más de 500 años nos viene matando y condenándonos al olvido y silencio como pueblos y culturas originarias.

Denunciamos a medios de comunicación de la provincia como cómplices de esta realidad, en donde en unión con las fuerzas de seguridad o sectores criollos siempre están haciendo evidente su odio y racismo para los indígenas, basándose en mentiras para hacernos quedar como salvajes, vagos, borrachos y delincuentes.

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Pero cuando nosotros intentamos comunicarnos para denunciar algo, solo obtenemos indiferencia por aquellos que dicen ser comunicadores y periodistas, “más bien son empleados de quien mejor les paga para decir lo que le dicen que digan”.

También les decimos a ellos que tenemos voz y seguiremos alzándola y gritando las injusticias que sufrimos por nuestros medios y medios de comunicación alternativos.

Esta voz que hoy ante estos hechos graves de violencia y racismo exige:

– Remoción de los efectivos policías que participaron del operativo la noche del 2 de Abril en el Paraje Tartagal.

– Fin de la persecución y violencia hacia los pueblos originarios en toda la provincia.

– Inmediata intervención por parte del gobierno provincial para ver el accionar policial dentro de las barriadas y comunidades.

Esta voz que llama a organizarse y defenderse como comunidades, cuidándose entre todos, sin esperar ni depender de un aparato policial que viene mostrando el odio que nos tiene en complicidad con el poder político y los medios de comunicación.

Desde la Guardia Comunitaria agradecen el compromiso y el acompañamiento de <La Gremial de Abogados> y llaman una vez más, a frenar junto al pueblo consciente este avance represivo que apoyado en la cuarentena obligatoria, sigue cosechando abusos que nacen y se consolidan desde el racismo.