La filósofa española Beatriz Preciado señala: “Desde su aparición en el siglo XVIII en lengua inglesa, queer servía para referirse al tramposo, al ladrón, al borracho y a la oveja negra, pero también a todo aquel que no pudiera ser inmediatamente reconocido como hombre o mujer”. Era una manera de calificar a los hombres afeminados y a las mujeres masculinas.

En términos generales, además de retar la heterosexualidad obligatoria (también llamada heteronormatividad), la teoría queer rechaza clasificar a las personas por su orientación sexual o identidad de género.

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Un camino que busca oponerse a todo aquello que atente contra las subjetividades, una crítica profunda a todo lo normado y preestablecido. Lo queer avanza y parece no detenerse, “nuestra tarea es insistir en la conciencia del oprimido para que éste despierte”, sostiene sin medias tintas Erick, un histórico militante vanguardista en diálogo con Conclusión.

“Lo queer defiende la subjetividad de todo aquello que la oprime e intenta manipularla desde un lugar vertical. Es por ello que interpelamos no sólo a los sectores conservadores, sino también al colectivo LGTB, sabemos que generamos incomodidad, y nos gusta”, indicó.

La imposibilidad de consolidar su militancia por la diversidad sexual en distintas organizaciones, lo ha empujado a una marginalidad de la cual no reniega. “Fui uno de los pioneros en Latinoamérica en esto de salir a visibilizar y pelear por nuestros derechos, pero siempre me costó integrarme a diferentes grupos, ya que la verticalidad en estas construcciones es inevitable. Lo queer es sumamente horizontal, anárquico, no existe la figura del opresor, ya que éste en muchas oportunidades se corporiza en personajes que decían ser progres y tolerantes”.

Polémico y perspicaz, no duda en utilizar epítetos descalificativos y alguna que otra “palabrota” a la hora de profundizar su análisis. Consultado sobre el lobby que vienen realizando distintos sectores denominados “antiderechos” que se oponen a la ESI (Educación Sexual Integral) espetó: “Siempre existieron, son los que siempre lucharon por reprimir el deseo, el goce, sujetos que atentan contra las subjetividades de otros que sólo persiguen que el “macho” como tal, siga siendo el que ocupe un lugar de privilegio en este sistema capital”.