Pasó 13 meses en la cárcel por manifestarse contra la Reforma Previsional

La historia de Daniel Ruiz conmueve, interpela, atraviesa las fibras más sensibles de un pueblo que en diciembre de 2017, ganó las calles para intentar ponerle freno a la Reforma Previsional. “Ese 18 de diciembre permanecerá por siempre en mi cabeza”, le dijo a Conclusión.

Por Alejandro Maidana

De manera cíclica y aferrada a una mueca tan perversa como indigerible, la política neoliberal en nuestro país deja sus huellas en la carne de un pueblo que contempla como una y otra vez, un grupo de fariseos hipoteca su futuro de la manera más ruin.

Un destino condenatorio, un camino minado por intereses coloniales que encuentran eco en aquellos que basados en discursos vacios, hacen de la posverdad un antídoto infalible que sirve de grillete para frenar el avance emancipatorio de la conciencia.

En ese marco, emerge una historia viciada de arbitrariedades y abuso, una acción que buscó ser disciplinada para que la misma pueda trascender a través de un claro mensaje. El Estado como garante de un Statu quo inquebrantable, ese yunque intangible que aplasta todo sueño redentor y liberador.

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Daniel Ruiz es trabajador y dirigente petrolero de Comodoro Rivadavia (Chubut), miembro de la dirección nacional del PSTU, no dudó jamás en sumarse a las protestas contra un paquete deleznable de reformas, entre ellas, la jubilatoria. Su detención se dio en el marco de uno de los operativos represivos más brutales de los últimos tiempos: la represión del 18 de diciembre de 2017.

Sería el juez Sergio Torres, del Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 12, quien lo procesaría y ordenaría su detención, bajo los delitos enmarcados en intimidación pública, atentado y resistencia a la autoridad agravada. Un combo que enmarcado en lo que fue un repudio masivo a las políticas del actual gobierno nacional, resulta cuanto menos obsceno.

A este obrero sureño le arrancaron 13 meses de su vida para sumirlo en los deshumanizantes calabozos de un penal, un precio demasiado alto para un nieto de la Patagonia Rebelde, para alguien que entendió a la perfección que nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo, que los hombres se liberan en comunión.

El día que la calle se reencontró con Daniel Ruiz

El pasado martes 8 de octubre los lúgubres pasillos del Penal de Marcos Paz, quedarían atrás. El primer abrazo, ese cálido apretujón del alma, se lo daría la madre de todas las luchas, la inigualable Norita Cortiñas, que enfervorizada pediría “que se siga luchando en las calles”. Continuarían los efusivos gestos de afecto y solidaridad brindados por compañeras y compañeros de militancia, esos que no se despegaron un solo momento cuando los días aciagos ganaban terreno.

Hoy Daniel Ruíz se encuentra en Comodoro Rivadavia, amigado nuevamente con el viento del sur, accedió a dialogar con Conclusión para demostrarle al país como en algunos momentos de la vida, es preferible luchar por la dignidad, en lugar de permanecer en carne viva.

Ese 18 de diciembre permanecerá por siempre en mi cabeza, con la certeza de que no puedo arrepentirme de nada. Ese día estaban en juego muchas cosas, más allá de la reforma previsional y el acuerdo fiscal, los días previos el gobierno y Patricia Bullrich reprimieron distintas marchas de una manera muy dura, entre ellas la de la OMC y la de distintos movimientos sociales”, indicó Ruíz.

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Pese a lo decisivo del día, la jornada de paro nacional no encontró a la mayoría de los gremios en las calles, allí fue el pueblo que se expresó de manera explícita. “En las calles no solo se le dijo que no a la reforma previsional, si ese día el pueblo retrocedía en el legítimo reclamo, el avance de las políticas de ajuste se iban a profundizar. Cabe destacar que más allá de que en esa jornada se aprobara la reforma previsional, la enorme resistencia en las calles le puso un cepo al avance de la laboral, y comenzó a erosionarle los días a este gobierno neoliberal que se encuentra en retirada. Es por todo esto que el recuerdo de ese 18 de diciembre me va a acompañar por siempre, ya que si bien me ha tocado participar en luchas patagónicas, ésta quedará en la historia”.

Pero luego de esa ardua etapa de protesta y reivindicaciones, llegaría la persecución judicial, una avanzada disciplinatoria que buscaría aleccionar a aquellos que se plantaron contra un nuevo saqueo a la población más vulnerable de todas, la de nuestras abuelas y abuelos. “Los argumentos fueron desde el primer día que se inició la causa, un dislate. Fue el juez Sergio Torres con el fiscal de instrucción quienes plantearon la carátula de rebelión, de complot,  a partir de ahí se sumarían otras como intimidación pública y atentado a la autoridad, ambos son excarcelables, sumado a que no tenía antecedentes penales. Hoy lamentablemente pesa sobre mí una causa inventada por la Ministra Patricia Bullrich y Mauricio Macri por la cual estamos luchando y exigiendo su nulidad para obtener lo que me corresponde, la absolución”, sostuvo el trabajador petrolero.

La cárcel, los diálogos intramuros, un sueño de libertad y resiliencia. “Fueron 13 meses muy duros pero a la vez de mucho aprendizaje, pude recibir el afecto y la solidaridad de manera muy masiva, se iban sumando a la campaña que pedía mi libertad desde todos los puntos cardinales. Soy una persona que cree fervientemente en la clase trabajadora, y en la cárcel encontré a muchos hijos de nuestra clase con los que pude intercambiar distintos pareceres. Al principio el lugar me resultó muy hostil, hasta que con el paso del tiempo pudimos entendernos con los compañeros, el reclamo entre otras cosas por la superpoblación carcelaria fue uno de los puntos clave para fortalecer nuestra unión. A pesar del encierro, se pueden construir lazos y dignidad, la resignación no es una salida, eso lo aprendí de la Patagonia Rebelde y del pueblo al que pertenezco y orgullosamente llevo en mis venas, el Mapuche”, enfatizó.

Ahora la lucha de Daniel Ruíz radica en lograr su absolución, algo que considera debe ocurrir en los próximos meses debido a que su causa se encuentra plagada de arbitrariedades. “En la cárcel tenía ejemplar 10 en conducta, sumado a que en todas las áreas que te solicitan para tramitar algún beneficio de libertad condicional aprobado, así y todo me fuero negando la posibilidad de la excarcelación. En torno al juicio existía una primera fecha, el 1 de octubre, para poco tiempo después decirnos que pasaba para el 4, luego al 18, hasta que días atrás nos llegó la información que finalmente arrancaría el 25 de noviembre. Con lo cual existen muchas posibilidades que jamás se llegue a ese juicio, ya que no existen pruebas, y estamos a días de que asuma un nuevo gobierno”.

Daniel Ruíz sostiene que el juicio no puede quedar en la nada, ya que el hostigamiento que padeció tanto él cómo su familia, merece ser esclarecido. “Los articuladores de esta nefasta causa deben quedar expuestos, es por ello que queremos y necesitamos este juicio. No existió jamás una prueba que haya podido justificar mis 13 meses de privación de libertad, en ese sentido pretendemos que los culpables paguen el costo político. Al juez Torres en plena etapa de instrucción, lo premiaron con la participación en la Corte Suprema de Justicia de la provincia Buenos Aires, es preciso destacar que hasta los mismos jueces que integraban la misma objetaron esta designación porque Torres nunca trabajó ni estuvo radicado en Buenos Aires. Todo muy explícito, tanto este juez como el fiscal García Elorrio deben pagar por el daño originado”.

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Para finalizar una muy movilizadora charla, Ruíz no quiso olvidarse de aquellos que no se despegaron de su lado cuando el ulular del encierro lo abrazaba. “Hoy me encuentro en La Floresta de Comodoro Rivadavia junto a mi hija, seres queridos, compañeros y amigos, quiero agradecer a cada uno que de manera desinteresada, me tendió una mano aun sin conocerme. Seguimos exigiendo mi absolución, que cese la persecución del compañero Sebastián Romero, y la consolidación del movimiento obrero ante un contexto de crisis económica mundial, en donde las multinacionales y grandes empresarios nacionales buscarán explotar aún más al trabajador”.

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