La gran cantidad de peces muertos que aparecieron en cauces del río Paraná, en la zona que va desde Chaco hasta el norte santafesino, despertó gran preocupación y ya son dos las versiones contrapuestas que intentan explicar las causas del fenómeno.

Por un lado, los lugareños aseguran que la contaminación que producen las fumigaciones con agrotóxicos a campos de arroz y otros cultivos intensivos, es la que, con la actual creciente, llega a los cursos de agua y mata a los animales.

En tanto biólogos del Ministerio de Medio Ambiente de la provincia, mediante un informe preliminar realizado a partir de una recorrida por el río San Javier, indicaron que las altas temperaturas y la repentina crecida del nivel del caudal del agua provocaron una disminución en los niveles de oxígeno que dio lugar a la ola mortuoria.

En ese marco, Conclusión consultó a Jorge Bartoli, integrante de la ONG «El Paraná no se toca» quien primero señaló que una y otra postura «no son descabelladas y tienen su razón de ser»; y segundo, destacó la necesidad de obtener «una voz confiable y certera que unifique las opiniones, para que temas así no queden en el limbo».

«Se trata de dos visiones encontradas pero la realidad es que las dos tienen su fundamento de ser», comenzó explicando el especialista.

En ese sentido, dijo que «el hecho de que la mortandad de peces se atribuya a la falta de oxígeno en el agua es un hecho no poco frecuente, que suele suceder, y que forma parte de un ciclo natural» por lo que consideró que «seguramente éste sea el escenario que atravesamos hoy, debido a las condiciones climáticas, al elevado calor».

«En principio, por la cantidad de peces que son y por la gran cantidad de kilómetros que abarca esta mortandad, la enorme cantidad de especies que afecta, se tendría que deber a un problema de oxigenación del agua», manifestó Bertoli pero remarcó que quisieran «certezas de organizamos globalizadores que unifiquen los criterios y den una opinión confiable, para que estos temas no queden en el limbo».

No obstante, no descartó que cuestiones de contaminación sean un factor a tener en cuenta. «Los habitantes de la zona conviven con entornos rurales arrasados por los agroquímicos que terminan en los cursos de agua, conviven con esos problemas permanentemente, entonces no es descabellado atribuir esta mortandad masiva a ese fenómeno», apuntó.

«La arraigada costumbre de tomar al río como un vaciadero natural de todo, cómo no va a dar pie a que gente que convive con este problema a diario no piense que se debe a todo lo que le tiran al río», se preguntó indignado.

A pesar de no descartar ninguno de los dos argumentos, desde la ONG hicieron hincapié en la importancia de tener «una voz oficial, estatal, nacional, llámese Comité de Cuenca, Ministerio de Ambiente de la Nación, que unifique y de una opinión confiable y certera sobre lo que está sucediendo, un fundamento globalizador».

«Desde nuestra visión vemos opiniones que pueden estar fundamentadas pero son opiniones sectorizadas, puntuales y aisladas. Provincia de Santa Fe analiza un sector, Chaco otro, Corrientes otro», ejemplificó Bartoli.

Consultado sobre los riesgos que puede ocasionar este fenómeno para la salud, dijo que «debe tomarse con extremo cuidado porque afecta tanto a los consumidores como a los genuinos pescadores que viven de ese recurso».

Finalmente, y a modo de reflexión, Bartoli sugirió que «sería muy interesante y una linda tarea para el acuario que está próximo a inaugurarse, que evalúe y tenga en cuenta este tipo de problemáticas».

Peces muertos en el Paraná: denuncian contaminación por agrotóxicos