Resiliencia, frescura y valor, atributos que transformados en bandera acompañan los días de aquellas madres que no dudaron jamás en salir a luchar contra el modelo extractivista. Las mujeres en una nueva y maravillosa demostración de su enorme capacidad transformadora, abrieron un camino que busca sembrar esas semillas que puedan cobijar un futuro sin venenos.

La ciudad de Pergamino se vio sacudida en los últimos días por un fallo judicial que volvió a desnudar la problemática de las aspersiones con agrotóxicos. Contra cartón, las madres de los barrios fumigados  decidieron realizar su marcha número 3, una manera de reivindicar la decisión del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo, una nueva posibilidad de gritar su resistencia y marcar el único terreno posible de discusión.

Ya no se podrá pulverizar a menos de 1.095 metros de cualquier zona urbana de esta ciudad bonaerense, ni a menos de 3.000 metros si la práctica es aérea. Una resolución que tuvo su anclaje en el estudio científico realizado a una familia de Pergamino, el mismo había dictaminado que todos los integrantes sufrían daño genético generado por  las fumigaciones.

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Las medidas comprenden el no uso de plaguicidas, herbicidas, insecticidas, agroquímicos, productos fitosanitarios, fungicidas, y cualquier otro paquete de agroquímicos mediante fumigaciones terrestres (mosquito, mochila, aspersores) o aéreas, como glifosato como principio activo o sales derivadas del mismo en zonas urbanas y periurbanas libres del uso de agrotóxicos.

Una demostración que la mira de la justicia puede estar calibrada en favor de los verdaderos damnificados, algo que se ubica claramente en la vereda de enfrente de la “preocupación” exteriorizada meses atrás por Mauricio Macri en Entre Ríos, quién no dudó en calificar de irresponsable la medida dictada meses atrás por la justicia entrerriana, ya que según él, dañaba la producción de manera sensible.

Los pueblos fumigados siguen gritando su dolor, su bronca enraizada en la médula, demostrando en cada acto que la dignidad de los de abajo es innegociable, pese a las enormes presiones del lobby agrario, aquellos que fundieron su conciencia en una billetera fagositadora de derechos.

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Sabrina Ortíz es querellante en la causa, las enfermedades han atravesado de manera constante a su familia, impulsada por la imperiosa necesidad de enfrentar la desidia, decidió continuar con la carrera de derecho y hoy es abogada. “Marchamos una vez más en defensa de nuestros intereses más legítimos, la vida y la salud de nuestros hijos y la de los de todos los ciudadanos de Pergamino. Podemos decir que estamos celebrando las nuevas resoluciones judiciales que intentan protegernos a todos, celebramos la decisión del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo y la del fiscal doctor Matías Di Lello, quiénes han sido los únicos respetables y serios que han impartido justicia ante tanto abandono y corrupción sufrida”, sostuvo.

“Celebramos la medida precautoria de impedir las fumigaciones a menos de 1.095 metros de manera terrestre, y 3.000 metros si la práctica es aérea. En nombre de nuestros hijos y de todos, hoy podemos decir que estamos cerca de lograr que se termine con la costumbre de vulnerar los derechos que nos vienen arrebatando. Todo ciudadano debe saber cuál es el motivo que nos impulsa a estar aquí, y eso tiene que ver decididamente con nuestros hijos”, enfatizó Sabrina Ortíz.

Una niñez vulnerada, atravesada por los venenos que se ciernen desprejuiciadamente contra la humanidad de aquellos que contemplan de manera incrédula, como sus días son condicionados por el agronegocio, verdaderos mercaderes de la muerte. “Son ellos los que sufren el dolor que causan los agrotóxicos, que enferman y ante los gritos de dolor nadie viene a aliviarlos. Tanto ellos como nosotros somos las víctimas, deben entender que no vamos a aceptar la socialización de una actividad privada que atenta contra nuestros cuerpos, nuestros alimentos y nuestro ambiente”.

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“Sepan ustedes que también son responsables de enfermar a sus seres queridos, rigor científico y certezas es lo que sobra. No les vamos a doblegar su corazón porque sus bolsillos se lo convirtieron en hierro, pero que sepan que vamos a luchar para que este modelo destructivo más que productivo, se termine. Vamos a batallar para que dejen de envenenar nuestras aguas, nos vamos a aceptar que nos fumiguen con el discurso de las buenas prácticas, cuando éstas no existen ya que se usan venenos”, indicó una mamá que ilumina el sendero de la lucha.

Un pueblo informado, unido y perseverante es muy difícil de doblegar, “no nos van a correr con el frágil relato de la miseria que van a sufrir porque no somos ignorantes, existe otra manera de producir, sostenible y que es socialmente justa y sustentable. Sabemos que no es el fin de la producción, ya que existe la agroecología, tenemos que conocer que nuestro intendente, quién pretendió ser querellante en esta causa argumentando querer protegernos, hoy es el primero que se opone a la medida de protección dispuesta por la justicia federal. La vida de nuestros hijos no tiene precio, o que nos diga lo que valen para él, paren de fumigarnos, paren de envenenarnos, paren de enfermarnos, paren de matarnos”, concluyó.

Fotos gentileza: Julie Iwela