Franchesco Zelaya tiene apenas cinco años, pero su vida y la de su familia se convirtió en un infierno desde que hace aproximadamente once meses, por un accidente doméstico, terminó en terapia intensiva de la Clínica Monte Grande, en Buenos Aires, en donde, según contaron sus padres a Conclusión, tuvo un paro cardíaco que agravó aún más su cuadro y afectó severamente las funciones neurológicas del niño.

El pequeño padece de cuadriplejia espástica. Sus padres, Jonatan y Sofía, piden desde hace meses a que la obra social IOMA cumpla con la entrega e insumos y de asistencia ambulatoria para que pueda tener una internación domiciliaria y así estar con su familia.   

La pareja, además de realizar las solicitudes formales a la obra social, lanzaron una campaña en el sitio Change.org desde donde piden a las personas que se solidaricen con la causa del pequeño Franchesco y, simplemente, firmen un petitorio en el sitio.

“Creamos esta petición para pedirle a IOMA los insumos que necesitamos para volver a casa”, comienzan el escrito Jonatan Zelaya y Sofía Vega.

Es que Francheso, de acuerdo a lo que contó la pareja a este medio, recibió el alta en diciembre, después de nueve meses de rehabilitación, pero sin los insumos, válvulas y asistencia profesional, no puede volver a casa.

A la espera de la asistencia de IOMA

“Hace casi un año Franchesco tuvo un accidente doméstico y lo internamos de urgencia. Un mes después, nos derivaron a la Clínica Monte Grande y, a pesar de estar en terapia intensiva, sufrió un paro cardíaco que no fue atendido por más de 20 minutos, provocándole una hipoxia cerebral grave”, señalaron.

Después de ese episodio, lo derivaron a Santa Catalina, un centro de rehabilitación especializado en donde espera volver a casa. “Pero IOMA no se hace cargo de la entrega de válvulas, férulas, cuellito, cama ortopédica, tubo de oxígeno, botón gástrico y otros insumos que nuestro chiquito necesita para vivir bien. Dicen que no tienen proveedores en San Vicente y se lavan las manos, demorándonos hace más de un mes lo que podría volver a ser nuestra vida en familia”, agregan los padres del niño en su petición.

“La vida de nuestro chiquito recién empieza y se merece vivirla en las mejores condiciones, agregaron.

Un infierno

Sofía contó a Conclusión que en marzo se cumplirá un año desde que Franchesco está internado. El niño tiene un hermano mellizo y otro más pequeño, de tres años.

Aquel accidente doméstico cambió la vida de la familia de un momento a otro. El padre, que es policía, pidió licencia para poder quedarse quince días en el sanatorio con Franchesco y los otros quinces días cuidar a los niños en el hogar y así se fueron turnando con Sofía.

“Al quinto día de estar internado tuvo un paro por el desplazamiento del tubo de oxígeno hacia el esófago que estaba muy hinchado. Nadie se dio cuenta de que entró en paro porque no sonaron las alarmas de los equipos”, aseguró la mamá.

La pareja contó en la clínica de Monte Grande le hicieron una resonancia magnética con contraste y que se veía el “el cerebro un poco inflamado”.

“Después del paro nos fuimos de donde estaba internado cuando llegamos a la otra clínica nos encontramos con otro panorama: el paro había sido de aproximadamente 20 minutos, lo que le provocó hipoxia cerebral”, agregó Sofía.

Otro derrotero fue, según contaron, que le entregaran el disco con la resonancia magnética y así lo vieran los nuevos médicos.

“Ahí fue pelear, las dos veces que nos dieron la historia clínica omitieron el episodio del paro y además no nos dieron el disco de la resonancia”, aseguró Jonatan.

Y agregó: “A los dos días de haber pasado el episodio en la sala de pediatría instalaron cuatro monitores gigantes que marcan la saturación del oxígeno en sangre, la actividad cardiológica, entre otros. Eso fue después de lo que le pasó a Franchesco. Sabían que se habían mandado una macana porque el ambiente era tenso. Lo que pasó fue por omisión, no sé si las enfermeras ponían los monitores a bajo volumen y se desentendieron. Él (por Franchesco,), tenía cinco chupetes conectados. Alguno debería haber sonado”.

“Los médicos nos dijeron que la máquina estaba desconfigurada y que no se podía recuperar el registro de lo que pasó. Nosotros no queremos lucrar, lo que queremos es que no le pase a otro nene y que el día de mañana se haga justicia”, concluyó.

La asistencia de IOMA

Con el alta dada, Franchesco no puedo volver a casa. Sus padres continúan pidiéndole a IOMA que se haga cargo de las prestaciones para la internación domiciliaria.

“Se contactaron con nosotros, nos dieron la silla de ruedas, pero no hubo ninguna comunicación formal todavía. La prestadora domiciliaria que nos llamó está a unos 50 kilómetros de donde vivimos. Todavía no tiene profesionales cerca de casa”, dijeron.