Por Gisela Gentile

El ideal materno oscila entre la madre sacrificada, al servicio de la familia y las criaturas, y la superwoman capaz de llegar a todo compaginando trabajo y crianza”. Con esta potente frase inicia Esther Vivas su libro “Mamá desobediente”.

Ser madre y feminista no es una contradicción, sino un posicionamiento, muchas veces poco cómodo, que elegimos tomar frente a las formas de maternar, criar y desenvolvernos en el ámbito laboral.

Muchas son feministas antes de ser madres y otras tantas encuentran en el movimiento una forma diversa de maternar que las aleja de ese «deber ser» que traspasa generaciones.

A diario nos enfrentamos con situaciones que hacen que nos repensemos como mujeres dentro de la maternidad, en una sociedad que espera tanto de nosotras por un lado, pero a la vez nos desvaloriza por otro.

Contextualizándolo en el 8M, muchas veces se intenta imponer el discurso de “parar” literalmente con todo en este día. Pero con las madres no se trata de dejarlo todo, para así poder participar como cualquier otra, sino que es el movimiento feminista el que debe ser receptivo y amistoso con las madres y sus crías.

En este sentido el Colectivo Autoconvocado Mujeres en Tribu (CAMeT) convoca a movilizar en pos de seguir conquistando más derechos. “Te convocamos a sumarte donde puedas, con hijes o sola, con todos los cuidados para sumar tu voz a la lucha feminista”, sostuvieron.

Además de acordar con la proclama construida colectivamente para este 8M, destacarán diversas consignas que son los ejes de la militancia. Tales como ampliación de licencias por nacimiento, lactancia y cuidados. Garantizar la Ley de parto respetado. Atención en salud frente a la muerte perinatal y real acceso a la justicia para el reclamo de cuotas alimentaria.

El hashtag «es con las madres» surgió justamente luego de un 8M. «Como colectivo no pudimos asistir, ese año, a las asambleas de organización, y el día de la marcha al escuchar la proclama nos dimos cuenta que no fuimos nombradas, las mujeres madres no estábamos. Si no acudíamos a las asambleas no estaban incorporados dentro del movimiento, los reclamos ligados a la maternidad», sentenció Ángeles Huck, integrante del Colectivo Autoconvocado Mujeres en Tribu.

Ser madre feminista es un camino que simboliza no solo desconstrucción e incomodidad, sino también bregar por más derechos. «No estaba la violencia obstétrica, las denuncias de las licencias irrisorias que tienen las mujeres y personas gestantes a la hora de tener un hije, como así tampoco la violencia económica que sufrimos a diario cuando no recibimos la cuota alimentaria que corresponde. De ahí surge que lo que no se nombra no existe, por ello planteamos que las madres debemos ser nombradas como sujetas y por ello la lucha feminista es con las madres», concluyó.