El cáncer de cuello uterino es el segundo cáncer más diagnosticado en la mujer, pero es el primero si nos referimos a la pelvis.

Cada 26 de marzo es utilizado para concientizar sobre esta enfermedad que es prevenible y que diagnosticada a tiempo tiene niveles muy altos de curación. “Siempre digo que no debería existir si se tomaran las medidas que corresponden”, recalcó el ginecólogo Roberto Estañol, especialista en oncología, ginecología y mastología quién entrevistado por Conclusión detalló y profundizó sobre esta enfermedad maligna que se da en mujeres.

“En nuestro país se sigue avanzando y en este último tiempo contamos con prevención primaria, más allá de la secundaria que es la que se da a través del Papanicolaou, realizada desde hace décadas”, enfatizó.

Este método básico que se realiza en todo el mundo desde la década del 40 estudia la alteración de las células. “Durante mucho tiempo se sospechó que había un agente infeccioso pero que no se sabía bien cual era. Recién a fines de la década del 70 aparecen los primeros trabajos que asocian el Virus del Papiloma Humano (VPH) con la enfermedad maligna del cáncer de cuello de útero».

Existe una familia de virus, de cepas que son quienes generan los cambios que pueden terminar en un cáncer. “Tener VPH no significa que vas a tener cáncer de útero, sino que deben darse otras situaciones y cofactores”.

“El 80% de la población adulta sexualmente activa es portadora de VPH, y probablemente nunca se enteren que son portadoras de dicho virus. Esas cepas pueden entrar, salir, y el sistema inmune puede generar también las suficientes defensas para eliminarlo, o estar latente en las células. Por ello, debemos tener presente que es un virus cutáneo-mucoso, no está en la sangre, por lo cual se trasmite por contacto”.

A pesar de todos los esfuerzos ligados a la prevención, hay una población bastante importante de mujeres que no se realiza el Papanicolaou. “No existe en la Argentina una política de salud pública de detección masiva de este cáncer. La mujer se hace el Pap por su propia voluntad, si es que tiene acceso a la salud y está informada. Se podría decir que un 30% de la población femenina hace más de cinco años que no se hace este estudio”.

“Es una detención al asecho, nosotros estamos en los consultorios esperando que la paciente venga, no la vamos a buscar. En otros países se ha disminuido de manera drástica la incidencia de este tumor porque hay políticas de salud que van y buscan a la mujer”, espetó.

Las vacunas para esta enfermedad han implicado un fuerte avance en torno a la prevención. “Esta vacuna se estudió durante muchos años. En Argentina es bastante reciente y fue finalmente en 2011 agregada al calendario obligatorio de vacunación. En sus inicios se aplicaba solo a las niñas de 11 años y luego se incorporó a los varones también. La idea es que esté la vacuna colocada antes de que pueda ingresar este virus al cuerpo. La verdadera prevención primaria es la vacuna”.

En torno a la propia enfermedad, el doctor enfatizó lo silenciosa que es la misma. “No arde, no duele, no pica, aclaro esto porque las mujeres por lo general siempre consultan y refieren estos últimos puntos en el consultorio. Cuando da síntomas hablamos de otra etapa más grave de la enfermedad”.

La detección temprana implica que se puedan tratar estas alteraciones en las células con terapias “poco agresivas y no invasivas”.

En este contexto y en el marco del Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, el especialista se presentará el próximo 31 de marzo a las 19 en Corrientes 450, para brindar una charla sobre la importancia de pronosticar esta enfermedad a tiempo. “Todos están invitados a ser parte de este encuentro, que intentará seguir informando y adelantando las propuestas que irán llegando a nuestro país en materia de prevención. No solo detectando las lesiones sino la presencia del virus”.

Como reflexión final, Estañol sostuvo que “es el estado quien debe ir a buscar a esas mujeres. En Rosario somos pioneros en torno a salud pública y debemos seguir por ese camino”.