Al tope en la lista de patologías mentales consultadas en Argentina, el trastorno de ansiedad en redes sociales emerge como novedad en este campo de la psiquiatría y la psicología, en personas que «no pueden interactuar cara a cara» o experimentan angustia por estar expectantes de una respuesta virtual inmediata, afirmó el psicólogo clínico Daniel Bogiaizian.

«Un fenómeno que vemos últimamente es cómo el trastorno de ansiedad social -relacionado a las dificultades para vincularse con otros por síntomas como timidez, tartamudeo, sudoración excesiva, temblor, ruborización- empieza a aparecer en las redes sociales», contó a una agencia de noticias, Bogiaizian, director del área psicoterapéutica de la Asociación Ayuda.

Las personas con trastorno de ansiedad social «o bien se refugian en las redes sociales para no interactuar cara a cara, o bien el propio uso de las redes sociales empieza a convertirse en un motivo de ansiedad, por ejemplo con el tiempo que puede tardar en dar una respuesta» el interlocutor, describió.

Así, poner una foto en Facebook y no lograr los ‘like’ (me gusta) previstos, hace que el paciente se sienta ansioso, empiece a pensar en qué ha hecho mal, o crea que la gente con la que se vincula no lo quiere, lo que le produce problemas de autoestima derivados de ese tipo de situaciones que se dan en las redes.

«Por otro lado, vemos entre nuestros pacientes gente que tiene muchas dificultades para salir de las redes y pasar a la vida social; que de alguna manera prefabrican una identidad que manejan en las redes sociales de manera adecuada pero cuando tienen que pasar a lo real no lo pueden hacer exitosamente», indicó.

El médico informó que «en Argentina los trastornos de ansiedad son los más prevalentes, encabezan la lista de consultas y, aunque todavía los resultados son preliminares, hay información de estudios epidemiológicos en el país» que los colocan al tope en la salud mental.

Fueron 600 psicólogos y psiquiatras los que actualizaron las novedades del campo, en un seminario gratuito organizado por la Asociación Argentina de Trastornos de la Ansiedad (Aata) en Buenos Aires con motivo de 20 años de existencia.

Las explicaciones del fenómeno son muy complejas y combinan una influencia genética con factores estresores que pueden desencadenar problemáticas como ansiedad social, temor obsesivo ante los espacios abiertos (agorafobia), miedo a volar en avión, pánico, aracnofobia o estrés postraumático de combate.

«Pero no sabemos a ciencia cierta cómo es que se genera ese fenómeno de manera social», dijo el ex presidente de Aata.

El seminario analizó los trastornos de ansiedad desde las áreas de clínica, epidemiología, neurobiología, tratamiento farmacológico y diferentes abordajes psicoterapéuticos.

La asociación sin fines de lucro Aata fue creada en 1996 para aportar al estudio y la prevención de la ansiedad y sus trastornos y asistir a pacientes con estas patologías.

«Yo me dedico al tema de la ansiedad social desde hace veinte años, y lo que empezamos a ver en los últimos tiempos es que las problemáticas que traen los pacientes para describir qué es lo que les está pasando, en vez de tener escenarios reales tienen escenarios virtuales», comentó Bogiaizian.

Un chico que es capaz de generar un ‘chat’ ingenioso con una chica e invitarla a salir, cuando tiene que encontrarse con ella a la noche está sudoroso, temblando, no se le ocurre ninguna idea y empieza a fallar, experimentando una especie de ataque de pánico por el nerviosismo que le provoca la situación cara a cara.

Ya sea con la psicoterapia -que utiliza la palabra como medio-, con terapia congnitiva conductual -que implica la exposición a lo que causa temor a través de un simulacro- o de medicación, la Asociación ayuda a que los pacientes puedan repensar la situación de manera más ajustada a la realidad.

Los grupos en los que trabaja Bogiaizian realizan simulacros de situaciones: si un paciente se tiene que encontrar con una chica o chico que le interesa, trabaja con técnicas de respiración para controlar la ansiedad, luego empieza un diálogo, corrige en equipo el discurso y, en cada ensayo, mejora hasta sentirse conforme.

En verdad, la función de la ansiedad es permitir predecir eventos favorables y desfavorables, lo que es una ventaja evolutiva.

Bogiaizian lo dice con optimismo: «Para prepararnos, se necesita predecir. El problema que se da en los trastornos de ansiedad es que, lamentablemente, las personas sólo predicen escenarios negativos, y nosotros las ayudamos a predecir desde escenarios más balanceados. Puede ocurrir algo negativo, pero la mayoría de las veces las cosas van bien».