Por Alejandro Maidana

Las marrones aguas del río Coronda, se funden con un caudaloso arroyo que lleva el nombre de la localidad en cuestión. Su frondosa vegetación, su fauna, la simpleza y calidez de su gente, hacen de la Boca de Monje un lugar elegido desde hace muchísima tiempo por aquellos santafesinos que encuentran en sus bondades, el lugar indicado para su disfrute y descanso.

Un pesquero único, que aglomera a los fanáticos de una actividad que hermana al hombre con el río. Pero no todas son rosas en el jardín de La Boca, a lo bello, se le suma una problemática histórica, y la misma está relacionada al camino de tierra que une a la costa, con la Ruta Nacional 11 y la Ruta Provincial 65.

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Casi 10 km de un derrotero que se transforma en la peor y más efectiva trampa cuando la lluvia dice presente en el lugar. “Cuando llueve los chicos de La Boca no pueden ir al colegio, suelen pasar días sin poder concurrir, lo que genera una deserción muy grande con el tiempo”, enfatizó Alejandro Forconi en charla con Conclusión.

La realidad de los comerciantes del lugar también se encuentra en el ojo de la tormenta, “en lo particular cuento con un comercio relacionado a los artículos de pesca entre otras cosas, cuando el camino se convierte en un lodazal, aquellos que deben proveerme de suministros no ingresan. Sumado a que los turistas tampoco lo hacen, haciendo que nuestra realidad en lo económico comience a ser traumática”.

Jonatan Vergara es lugareño, sumando su posicionamiento, no dudó en indicar que “esto no se trata de banderías políticas ni ocurrencias de un grupo de locos, aquellos que conocen el lugar saben a ciencia cierta de la imperiosa necesidad de encontrar una solución para el camino de ingreso y egreso”.

Quién también sumó su voz, fue Damián Forconi, si bien reparte su vida entre La Boca y Rosario por su condición de estudiante universitario, precisó con detalles el calvario que origina la lluvia en ese lugar. “Cuando cursaba mis estudios primarios y secundarios, debía surcar 10 km de tierra para llegar a la escuela. Te llueve un lunes, no vas en toda la semana, te das cuenta rápidamente que la educación de los chicos del balnearia no es la misma que la de los chicos del pueblo”, expresó.

El ripiado o mejorado como punto saliente de un reclamo que lleva décadas.“La gente no les está pidiendo un camino pavimentado con las líneas trazadas e iluminarias, solo les solicita un ripiado o un mejorado que permita entrar y salir del lugar sin tener que padecer una situación desagradable”.

Por último, fue Ramón Chavero, rosarino y asiduo visitante de la Boca de Monje quién dijo que “resulta muy indignante tener que rogar por un ripio cuando lo que está en juego es la vida y la prosperidad de los habitantes del lugar. Con mi familia amamos ese lugar, el cual visitamos desde hace muchos años, por ello nos sumamos al pedido, ya que no hace falta ser morador del lugar para sumarse a una lucha digna que debería involucrarnos a todos los santafesinos que amamos la naturaleza y la tranquilidad”, concluyó.