La crisis diplomática entre Alemania y Turquía se profundizó hoy con las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores germano, Sigmar Gabriel, quien anunció una serie de medidas contra Ankara en respuesta al arresto de un activista de derechos humanos germano, una decisión que implica un giro hacia el país euroasíatico y una postura más confrontacional ante su aliado de la OTAN.

Gabriel, que debió cancelar sus vacaciones debido a los difíciles momentos que atraviesan las relaciones bilaterales, afirmó en rueda de prensa que Alemania podría hablar con sus socios de la UE sobre las aspiraciones de Turquía de sumarse al bloque y dejó en claro que Berlín ya no puede garantizar la inversión de empresas alemanas en territorio turco.

También advirtió a sus ciudadanos sobre el riesgo que existe de poder ser encarcelados si viajan a Turquía, según informaron las agencias Reuters y DPA.

«Necesitamos que nuestras políticas sobre Turquía vayan en una nueva dirección (…) No podemos seguir como hasta ahora. Necesitamos ser más claros para que aquellos que son responsables en Ankara entiendan que estas políticas no pueden tomarse sin consecuencias», dijo Gabriel a periodistas.

El funcionario añadió que las medidas tomadas por Berlín fueron acordadas con la canciller Angela Merkel.

Berlín ha intentado en todo momento reaccionar de manera prudente ante la reciente escalada en las relaciones turco-alemanas y ha esperado que desde el lado turco vuelvan al sentido común, indicó Gabriel. Sin embargo, una y otra vez se ha visto decepcionado, apuntó.

«No veo cómo podemos seguir garantizando las inversiones de las empresas en Turquía», dijo en relación a la decisión del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de crear una lista negra de decenas de empresas alemanas «sospechosas de apoyar el terrorismo»:

De acuerdo con el semanario «Die Zeit», en esta lista hay 68 empresas y personas entre las que se encuentran Daimler y BASF, acusadas de tener relaciones con el movimiento del clérigo Fethullah Gülen, autoexiliado en Estados Unidos a quien Ankara acusa de estar detrás del intento de golpe de Estado en julio de 2016.

Las declaraciones del jefe de la diplomacia germana llegan un día después de que el Gobierno llamara a consultas al embajador de Turquía en el país.

Entre los detenidos por el Gobierno de Erdogan figuran miembros de la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional. Los seis activistas, entre ellos el ciudadano germano, fueron arrestados el miércoles pasado mientras estaban en una reunión de trabajo sobre seguridad digital en Estambul.

Sobre ellos pesa la acusación de apoyar a una organización terrorista, aunque no está claro de cuál se trata.

La canciller alemana, Angela Merkel, condenó el martes último la detención de su compatriota.

«Estamos convencidos de que este arresto es absolutamente injustificada», dijo.

Respecto a la supuesta propuesta de Ankara de intercambiar prisioneros alemanes por personas que recibieron asilo en Alemania después del golpe de Estado fallido hace un año, Gabriel afirmó no tener constancia alguna de un intercambio de este tipo.

«No he recibido una oferta oficial de intercambio», declaró y agregó que sobre el tema sólo tiene versiones «de la prensa».

Según informó hoy el diario alemán Bild en base a fuentes diplomáticas germanas, Erdogan, habría ofrecido ya hace algunas semanas la posibilidad de intercambiar al corresponsal turco-alemán del diario germano Die Welt Deniz Yucel por dos ex generales del Ejército turco huidos a Alemania.

Según el Gobierno alemán, hasta el momento fueron detenidos en Turquía 22 ciudadanos alemanes en relación con el intento de golpe de Estado, de los cuales nueve permanecen aún en prisión.

Bajo el estado de emergencia que rige en el país y que fue extendido por cuarta vez el lunes, han sido cerradas decenas de organizaciones de la sociedad civil y han sido detenidos activistas y periodistas.

La detención preventiva puede prolongarse en Turquía hasta cinco años.