El creador de WikiLeaks, Julian Assange, asilado desde 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, presentó a través de sus abogados una demanda constitucional el viernes en Quito para lograr el restablecimiento de sus telecomunicaciones, cortadas desde marzo.

La acción de protección, presentada ante un tribunal ecuatoriano por el ex juez español Baltasar Garzón, director de la defensa de Assange, también busca impedir que sea aplicado un protocolo con reglas para las visitas, las comunicaciones y hasta la salubridad, y cuyo incumplimiento derivará en la «terminación del asilo».

Con ocasión de la demanda, el equipo legal de Assange expresó en un comunicado que «la situación actual del asilado se ha empeorado por el asilo prolongado y la falta de soluciones, que concluyan con la certeza de que el accionante de esta acción de protección no sea extraditado a un tercer país, donde se pueda afectar la integridad física y psicológica del peticionario».

Quito dio asilo a Assange en agosto de 2012, quien desde dos meses antes se mantiene refugiado en la legación para evitar ser extraditado a Suecia, que lo reclamaba para enfrentar acusaciones por supuestos delitos sexuales que no prosperaron.

Empero, el australiano de 47 años teme ahora que si deja la embajada pueda ser detenido y extraditado a Estados Unidos por difundir miles de secretos oficiales de ese país a través de su página web.

Además, la justicia británica mantiene una orden de detención en su contra por haber violado las condiciones de su libertad condicional en el marco del caso sueco, al refugiarse en la embajada ecuatoriana.

Medidas restrictivas 

Garzón dijo en rueda de prensa en Quito que ese protocolo, que incluye «medidas restrictivas de derechos», no ha sido notificado de manera oficial y que «jamás ha sido consensuado», por lo que «de alguna forma se ha roto esa buena disposición de entendimiento que había» entre Assange y Ecuador.

A pesar de que está protegido por Ecuador, Assange está incomunicado desde marzo pasado por faltar a su «compromiso escrito de no publicar mensajes que constituyeran una injerencia en la relación con otros Estados».

La decisión de cortarle todas las comunicaciones con el exterior llegó tras una serie de tuits en los que Assange denunciaba el arresto del ex presidente catalán y líder independentista Carles Puigdemont, o las sanciones adoptadas por Londres contra Rusia en el marco del caso Skripal.

Esotérico y denigrante

El protocolo cita que la embajada no podrá pagar alimentación, cuidados médicos, lavandería y otros gastos relacionados con la «estadía» de Assange en la legación en Londres desde el 1 de diciembre próximo.

Asimismo, el australiano se encargará del bienestar, alimentación, aseo y cuidado adecuado del gato que le hace compañía, que de no ser bien atendido pudiera ser entregado a un refugio de animales.

Los abogados de Assange cuestionan la legalidad de dicho documento que, según el comunicado de WikiLeaks, hace «depender el asilo político de Assange de la censura de su libertad de opinión, expresión y asociación».

En diciembre, el australiano fue naturalizado ecuatoriano en una estrategia de Quito para convertirlo en diplomático en sus embajadas en Londres y luego en Moscú para arreglar su situación.

Londres rehusó reconocer esos nombramientos, que Quito después declaró nulos.