El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, inició este domingo su visita oficial a Israel -que durará cuatro días- con el objetivo de fortalecer los lazos entre ambos países y firmar acuerdos de colaboración en temas de ciencia y defensa.

El mandatario brasileño aterrizó en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, y en un hecho inusual, reservado para las visita de primer nivel, fue recibido en persona por Benjamín Netanyahu.

Durante la ceremonia de honor, el primer ministro israelí destacó que «en enero (cuando viajó a Brasilia para presenciar la toma de posesión de su par), abrimos un nuevo camino en nuestra relación. Y después de solo tres meses llega tu primera visita a Israel para llevar nuestras relaciones a una nueva fase».

Bolsonaro destacó por su parte que encabeza «la delegación más grande que ha llegado a Israel de Brasil», un país «con mucho potencial que será aprovechado también por el pueblo de Israel», aplaudió el jefe del Ejecutivo brasileño.

El presidente brasileño recordó su viaje a Israel en 2016, cuando fue bautizado en el río Jordán, en un discurso plagado de referencias religiosas y señaló que esta visita se realiza cuando se cumplen cien días de su gobierno «firmemente decidido» a fortalecer lazos con Israel que el próximo 9 de abril tendrá elecciones generales.

«Los israelíes y brasileños comparten valores, tradiciones culturales, aprecio a la libertad y a la democracia (…) Tenemos que explorar el potencial y eso es lo que vamos a hacer en esta visita», enfatizó.

En la tarde de este domingo ambos jefes de Estado se reunirán para firmar acuerdos bilaterales en los sectores de ciencia y tecnología, defensa, seguridad pública, aviación, salud y medicina, tras lo que ambos mantendrán un encuentro de trabajo al que seguirá más tarde una cena de honor.

En los siguientes días, Bolsonaro mantendrá reuniones con empresarios, representantes políticos y miembros de la comunidad brasileña en Israel y visitará el Museo del Holocausto (Yad Vashem) y algunos de los lugares santos de Jerusalén, como el Santo Sepulcro, el templo más sagrado del cristianismo, y el Muro de las Lamentaciones, el lugar de culto más sagrado para los judíos.

Otro de los temas latentes de la gira es la posibilidad de que Brasil concrete el traslado de su sede diplomática a Jerusalén, tal como prometió durante su asunción el actual presidente.

Aunque no hay confirmación oficial aún, se prevé que Bolsonaro anuncie la apertura de una oficina de negocios en la Ciudad Santa, que podría ser un paso previo al posible traslado de su embajada.