Brasil obtuvo un superávit comercial de 19.681 millones de dólares en 2015, el mayor desde 2011, en una de las pocas noticias positivas de un año marcado por la recesión económica y las turbulencias políticas.

El informe divulgado el lunes por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior mostró una fuerte caída de las importaciones, que superó a la retracción interanual que también registraron los ingresos por las exportaciones, en un 2015 en que el real perdió el 32,6% de su valor ante el dólar.

Las ventas externas sumaron 191.134 millones de dólares en el año, con una merma del 14,1%, y las compras 171.453 millones, un 24,3% menos que en 2014.

Pese al complejo escenario económico, el secretario de Comercio Exterior, Daniel Godinho, anticipó un 2016 auspicioso: «La expectativa es que el saldo comercial del 2016 sea de (un superávit de) 35.000 millones de dólares», dijo durante una rueda de prensa este lunes.

Solo en diciembre, el saldo de la balanza comercial registró un fuerte superávit de 6.240 millones de dólares, récord para un mes desde que comenzó la serie histórica de 1980, con ventas por 16.783 millones y compras por 10.543 millones. Este mes incluyó una inusual venta de una plataforma petrolera por 818 millones de dólares.

Brasil había cerrado 2014 con su primer rojo comercial en 14 años, de 4.054 millones de dólares, cuando registró exportaciones por 225.101 millones de dólares e importaciones por 229.031 millones, números muy superiores a los de 2015.

El mejor resultado anual previo al del 2015 fueron los 19.790 millones de dólares obtenidos en 2011.

Pese a que la caída de los precios de las materias primas que vende Brasil al extranjero, como el mineral de hierro o la soja, tuvieron un impacto negativo, el derrumbe de la cotización del petróleo achicó el déficit de una cuenta que tiene mucho peso en el saldo comercial.

«Brasil es un importador neto y esa caída representa por sí sola un tercio de la baja de las importaciones. Los otros dos tercios obviamente están en función de la reducción de la actividad económica del país», explicó Godinho.

El ajuste del tipo de cambio apalancó al intercambio comercial en un año negro: para 2015, Brasil espera una contracción del 3,1% de su PIB, un déficit fiscal cercano a 2 puntos del PIB, una inflación en torno al 10,8%, un desempleo de 7,5% después de haber estado anclado en mínimos históricos por un largo periodo y el real en su nivel más bajo desde que fue creado.

De confirmarse los pronósticos unánimes de que la recesión económica se extenderá con fuerza al 2016 -año para cuando el gobierno proyecta una contracción del 1,9% del PIB-, Brasil vivirá su primer bienio recesivo desde la década del 30.

De acuerdo con los datos oficiales, China se mantuvo como el mayor comprador de bienes brasileños en 2015, seguido de Estados Unidos y Argentina.