Esta semana en el programa Café Internacional -que se emite todos los miércoles a las 19 horas por el canal de Conclusión– se abordó la compleja situación política en Bolivia, con una huelga en el estado de Santa Cruz que ya transita su tercera semana. Dicha huelga se enmarca en una disputa entre el gobernador cruceño, Luis Fernando Camacho, y el gobierno nacional encabezado por el presidente Luis Arce, en torno a la celebración del censo nacional. Al respecto, el gobierno ya ha anunciado su celebración en marzo de 2024, mientras que Camacho demanda que se lleve a cabo este mismo año, en un contexto marcado con las similitudes con lo ocurrido en el golpe de Estado en 2019.

Para profundizar sobre este tema se entrevistó a Canela Crespo, investigadora boliviana, abogada y militante de Columna Sur, quien analizó el escenario en varias claves en cuanto al pretendido carácter nacional del movimiento, su impacto en la interna del Movimiento al Socialismo (MAS) con vistas a las elecciones de 2024 y como se configura la oposición boliviana ante este conflicto, siempre tomando en cuenta lo ocurrido en 2019 como modelo.

También se actualizaron las novedades de la guerra entre Rusia y Ucrania, esta vez bajo el eco de los dos misiles que cayeron en la localidad de Przéwodow, al sureste de Polonia, dejando un saldo de dos muertos. Este hecho puso en vilo durante algunas horas a la comunidad internacional, ya que se especulaba en un primer momento con la posibilidad de un ataque por parte de Rusia, lo que hubiera llevado al gobierno polaco a activar el Artículo V del Tratado de la OTAN (defensa colectiva) o el Artículo IV (mecanismo de consultas ante posible ataque). En las horas que siguieron, se confirmó la procedencia ucraniana del misil en tanto parte de su sistema defensivo, información corroborada por la inteligencia estadounidense y confirmada tanto por el presidente Joseph Biden y por el premier polaco, Mateusz Morawiecki, lo que contribuyó a calmar el sensibilizado clima internacional alrededor de una guerra que avanza por su noveno mes. Este hecho, tal vez el que ha generado mayores tensiones desde el inicio de la guerra, se da en un momento en que se empieza a cuestionar el rumbo estacionario del conflicto y se plantea la posibilidad de un clima de negociaciones de paz.

Al mismo tiempo, este hecho impactó con fuerza en la agenda de la cumbre del G20 realizada en Bali (Indonesia), cuyo temario excluyente era justamente la búsqueda de consensos mínimos en torno a la posibilidad de un diálogo entre Rusia y Ucrania. En el escenario indonesio hubo bilaterales excluyentes, como la que tuvieron el propio Biden con el líder chino Xi Jinping, reunión en la cual ambos mandatarios reconfirmaron sus líneas rojas en torno a la cuestión de Taiwán, pero también marcaron un límite ante el uso de armas nucleares. Toda una señal dirigida a Vladimir Putin, ausente en la reunión pero representado por su canciller, Sergei Lavrov.

La cumbre tuvo resultados bastante positivos: hubo foto de familia, y en la resolución final se plantea la denominación de “guerra” al conflicto ruso-ucraniano (en oposición al concepto de “operación militar especial” llevado adelante por Rusia). Además, se da cuenta de las diferentes posiciones en torno al conflicto, así como también se reconoce la gravedad de las consecuencias económicas derivadas de la guerra, sobre todo el aumento de precios de las commodities energéticas y alimenticias. Así las cosas, nadie se ha movido de sus posiciones pero tampoco se pretende un escalamiento mayor del conflicto.

Finalmente, se trató el tema de las elecciones de medio término en Estados Unidos. El recuento -que aún no ha finalizado- confirma el análisis realizado en el programa anterior: los republicanos alcanzan una mayoría exigua en la Cámara de Representantes (218 a 212, faltando el recuento de algunos distritos) mientras que los demócratas conservan su mayoría en el Senado (50 a 49, con la posibilidad de ganar un escaño más en la segunda vuelta en el estado de Georgia). Las expectativas de una “onda roja”, es decir, un resultado arrasador para el partido Republicano, se ven frustradas ante un Partido Demócrata que contuvo sus pérdidas y que ve reconfirmado el rumbo político tomado por Biden.

Las incógnitas están del lado republicano, con Donald Trump oficialmente lanzado a la precandidatura presidencial pero sin el impulso de un triunfo decisivo en las midterms, y con un competidor como Ron DeSantis, el reelecto gobernador de Florida, que se perfila como un adversario de peso en las próximas internas republicanas, las cuales girarán en torno al papel positivo o negativo de Trump al interior del GOP y a la pertinencia de su tercer intento por llegar a la Casa Blanca, con la seguridad de que otros nombres de peso también se sumarán a una campaña signada por la frustración electoral y por el cuestionamiento a su figura más importante.