La confluencia de las protestas que hace unos cuatro meses llevó adelante el pueblo de Chile más la irrupción de la pandemia de coronavirus, obligaron a la dirigencia política echar mano a una ley que puede deshacer el sistema de jubilaciones privado impuesto en el país durante el año 1981.

 

Por aquellos años, cuando la cruel dictadura de Augusto Pinochet cercenaba libertades y confiscaba el dinero de las pensiones y jubilaciones de los trabajadores a manos de los fondos privados, el hermano del actual presidente José Piñera, diseñó el sistema conocido en Chile por sistema de las AFP.

Si en Diputados se aprueba el proyecto que regresó del Senado y el presidente Sebastián Piñera no veta, los trabajadores podrán retirar hasta un 10 % de los ahorros de las AFP, lo que constituirá el primer paso hacia el desmantelamiento del sistema perverso de ahorros forzados al que se vieron sometidos los trabajadores chilenos.

Con este sistema que hoy está en jaque, la mayoría de los chilenos no podían vivir dignamente ya que los miles de millones de dólares que les pertenecía e ingresaba al circuito de las administradoras de fondos de pensión privadas, terminaba siendo utilizado en las apuestas que los bancos afiliados y las compañías de seguros hacían en el circuito especulativo.

Por todo ello, la reforma propuesta se convierte en una pesadilla política para el presidente Piñera cuya popularidad está sumamente degradada y está inmerso en controlar un gobierno que ya no domina.

Vale recordar que el sistema de AFP fue el modelo tomado en Argentina para constituir las ya derogadas AFJP que también producían los mismos efectos en los trabajadores argentinos y se constituían como uno de los pilares fundamentales de las políticas neoliberales que tanto daño le hicieron a ambos países.